Hace un tiempo decidí viajar de una forma poco usual. Comencé a caminar y me propuse no hacer dedo ni tomar buses, solo caminar. Con un presupuesto ajustado partí desde Valdivia hacia el norte, con la intención de sobrevivir haciéndome útil en los lugares donde llegara. Me di cuenta de que era muy gratificante sentir que podía ser un aporte y que las personas lo valoraban también. Nunca me faltó la comida, la buena onda y donde dormir, por lo que creo que estas ideas, resumidas en 10 puntos, pueden ser de utilidad a otros viajeros:
Los habitantes de la comunidad te agradecerán
Siempre habrá alguien reconocerá tu esfuerzo y buena voluntad. No te sorprendas si te invitan a comer e incluso te ofrecen alojamiento, cosas que a ningún viajero le vienen demás, puesto que a menudo son limitados los recursos. Recuerdo que una señora llamada Carmen me regaló una bolsa grande con cerezas después de que yo fotografiara unas cachorras que estaban en la calle para buscarles hogar.
Mejorarás la imagen que tienen de ti, eliminando desconfianzas
No todos los viajeros andan con buenas intenciones y hay varios relatos de malas experiencias con ellos, por lo que es común encontrarse con cierta desconfianza por parte de los lugareños cuando estás recién llegando. Mostrarte proactivo y con ánimo de ser útil ayudará a disipar ese manto de dudas sobre y tus intenciones.
Esto lo aprendí en el primer camping al que llegué a 15 kilómetros de Valdivia por la ruta T-301. El lugar aún estaba en desarrollo y no contaba con nombre, la gente llegaba principalmente por dato. Pregunté si era posible que me quedara ahí a cambio de cualquier ayuda que yo pudiera brindarles. Al principio no se mostraron muy entusiasmados y me dijeron que me quedara y que me cobrarían poco. Como estaba cansado accedí, pero insistí en ayudarles, les conté de qué se trataba mi viaje y fuimos hablando cada vez más.
Finalmente estuvieron de acuerdo en que desmalezara un sector que cubría el cerco y no me cobraron nada por la estadía ni la comida que me dieron durante esos días. Me fui con una buena sensación de ahi y ellos también se mostraron contentos de mi pasada por su camping.
Mejorarás la imagen del viajero en general
Mientras más viajeros hagan un aporte a los lugares que visitan, mejor será la visión que la comunidad tiene sobre ellos, por lo que habrá mejor disposición para recibir a nuevos visitantes y facilitarles las cosas. Es un tema de colaboración mutua. Durante mi viaje me tocó gente muy receptiva y otras que no. Conociéndolos más, comentaban que en su mayor parte dependía de su experiencia previa con otros viajeros.
Serás bienvenido si quieres regresar
Demás está explicar este punto. Todas las personas a las que ayudé de alguna manera me dejaron invitado para regresar cuando pudiera.
Conocerás realidades ocultas
El trabajo voluntario normalmente no ocurre en los lugares que muestran los panfletos promocionales de los pueblos y ciudades. Suele ocurrir ahí donde hay una necesidad y normalmente encuentras que las condiciones son muy distintas a los lugares centrales más vistosos.
Esto lo viví al ayudar con la difusión del local de comida llamado Exquisiteces Mafileñas, en la Feria Costumbrista de Máfil. La dueña siempre fue muy amable y generosa, los almuerzos eran abundantes y con cariño. Con el tiempo me dijo que mejor fuera a comer a su casa y me encontré con un panorama muy distinto al de la zona central del pueblo, espacio en el que me había movido la mayoría del tiempo. Las casas eran de lata, las calles sucias y llenas de perros abandonados y enfermos. Claramente el lado B del pueblo.
Lograrás relaciones desinteresadas
Entre los viajeros hay todo tipo de personas. Para algunos es supervivencia pura y tienden a moverse en torno a la conveniencia, no teniendo escrúpulos para robar. Por suerte ese público tiende a mantenerse alejado de los ambientes donde el objetivo es ayudar y colaborar. Por lo menos en mi experiencia me toco relacionarme principalmente con gente bien intencionada.
Conoces otras personas que tienen deseos de ayudar
Lo bueno de trabajar voluntariamente, es que conoces a otros voluntarios. Ayudando a animales en la calle conocí a varias otras personas que se interesaban por el mismo tema y con las cuales hicimos recates colaborativos. Nada mejor que el trabajo en equipo con una finalidad positiva.
Aprendes tranquilamente
Es verdad que en todo trabajo se aprende, pero en el voluntario tienes la ventaja de que no estás bajo presión. Puedes aprender tranquilamente, darte espacio para la experimentación y para el error. Si te equivocas no hay problema, estabas tratando de ayudar.
Tus gustos y motivaciones pueden ser tu mejor herramienta
El trabajo voluntario no necesariamente significa ir a un campamento y mejorar viviendas. Puedes hacer de cualquiera de tus gustos un aporte a la comunidad y la gente que vas conociendo. Solo se trata de hacerlo con las mejores intenciones y sin esperar nada a cambio. Al final siempre llega algo, aunque no lo esperes.
Puede ser algo sencillo como ayudar a una banda local a grabar vídeos, cosa que hice con Kefu Maranha y me trajo muchos beneficios: me invitaron a tocar con ellos y a salir a grabar un video a unas ruinas de una mina de carbón conocida como La Mole de Pupunahue. Además me alimentaron muchas veces, cosa que es impagable cuando se anda de viaje.
Das un sentido más profundo a tu viaje
Viajar puede ser más que conocer lugares vistosos y obtener una experiencia para tí. Puede ser un intercambio constante de dar y recibir. Ya que es un momento de la vida en que te desprendes de cuidar una casa, un trabajo y varias otras responsabilidades es el momento ideal para involucrarte con el resto de la sociedad con otra perspectiva. Puedes detenerte a conocer a las personas en profundidad y darte el tiempo de ayudarlas a un nivel que la rutina de la vida en ciudad no permite normalmente. Además, trabajar de voluntario mientras viajas te mantendrá despierto, en aprendizaje continuo.
Antes de salir dedicaba buena parte de mi tiempo a ayudar animales abandonados en las calles. Al llegar al primer pueblo, Máfil, me encontré con varios cachorros abandonados e hice mi mejor esfuerzo por ayudarlos. Esto me ayudó a entender que no importaba donde estuviera o donde llegara, podía hacer cosas que me hicieran sentir bien y con una actitud positiva.
Conclusión
Mi viaje fue uno corto en distancia ya que solo alcancé a caminar 96 kilómetros antes de tener que volver, por temas familiares. Sin embargo fue intenso en sensaciones, experiencias y emociones. En todos los lugares donde llegué logré relaciones agradables y cooperativas. Además toda la belleza de vivir así, gasté muy poco dinero ya que las puertas se fueron abriendo constantemente,