Durante mi viaje a Bogotá me entregaron un tríptico donde leí “Viaje a la Catedral de Sal”, ubicada en el pueblo de Zipaquirá, a tan solo 50 minutos de la capital de Colombia. La curiosidad me impulsó a tomar el tour que iba desde el hotel hasta el departamento de Cundinamarca, a 2680 metros sobre el nivel del mar, donde se encuentra este sitio turístico.
El hecho de imaginar que a 180 metros debajo de la tierra se encuentra una Catedral, dentro de una mina de sal, es algo que invita a conocer el lugar y apreciar lo que el hombre es capaz de hacer con las maravillas de la naturaleza.
Allí, quienes profesan la fe católica pueden acudir cada domingo, a las 12:00 del mediodía, a la misa semanal que realizan en el enigmático lugar. Aunque no está permitido oficiar el acto eclesiástico del matrimonio, rentan el espacio para la recepción del casamiento, como también para cursos, talleres y otras actividades, para los cuales deben tramitar sus respectivos permisos y reservas con anticipación.
Para conocer la Catedral e ingresar a la mina con su respectiva visita guiada, puedes ir de domingo a domingo, desde las 9:00 de la mañana hasta las 5:40 de la tarde. Si viajas solo o en grupo, puedes hacer el tour desde Bogotá o tomar un taxi.
Sabrás cuando estés cerca de Zipaquirá porque empezarás a ver grandes pinos que impregnan el ambiente con su característico aroma. El pueblo te recibirá con un clima agradable, que ronda entre los 10º y 15º grados centígrados, rodeado de árboles y pequeñas tiendas de artesanía, ventas de dulces y helados de varios sabores.
Luego de caminar las empinadas calles del pueblo y comer una rica paleta de dulce de leche, puedes entrar al museo de la Salmuera, que pertenece al Parque de Sal, donde también se encuentra el Parque Temático, el sendero ecológico y el muro de escalar.
El viaje a la Catedral de Sal de Zipaquirá apenas comienza. El costo de las entradas puede variar, por eso es aconsejable revisar antes la página oficial de la Catedral de Sal, desde donde puedes comprar los boletos con antelación, para mayor comodidad. En la taquilla también los puedes adquirir, sin ningún inconveniente, pero solo aceptan pesos colombianos.
Orar bajo la tierra
Aunque el temor pueda surgir al saber que estará a 180 metros bajo la tierra, los guías, quienes cada 10 minutos comienzan el recorrido con el grupo de turistas que esté presente en la entrada, explican que la seguridad está garantizada.
Incluso afirman que estar dentro de la mina supone una protección, porque funciona como un “búnker”, es decir, si en la superficie hubiese un terremoto, la mina se movería y luego quedaría en su forma original, porque debido a su composición es una construcción antisísmica natural.
Con cada paso, se puede observar el viacrucis que muestra el recorrido de Jesucristo hacia su crucifixión. Con un hermoso y llamativo juego de luces, cada escena tallada en sal deja sin aliento al turista. Los colores, siluetas y el sentimiento indescriptible de estar dentro la mina hacen inolvidable la experiencia, que de seguro quedará grabada en la mente y en las cámaras fotográficas de quienes realicen este viaje a la Catedral de Sal de Zipaquirá.
Bajo la tierra, podrás ver de cerca el mineral, en una mina, que además de ser un atractivo turístico y religioso, se extrae la sal que consume el 40 por ciento de los colombianos.
Si estás de paseo en Bogotá no puedes perderte este viaje a la Catedral de Sal, la cual fue elegida por votación popular, en el 2007, como el número uno de las Siete Maravillas de Colombia, además de poseer el preciado título de joya arquitectónica de la modernidad, creada por el arquitecto Roswell Garavito Pearl y cuya construcción fue dirigida por el ingeniero Jorge Castelblanco, ambos bogotanos.
Un viaje que en definitiva querrás disfrutar y luego contar a sus amigos.