Estando en Ecuador de turismo, específicamente en Quito, se nos ocurrió hacer un paseo en bicicleta por las montañas de los alrededores. Fue en ese momento cucando pregunté en el hostal que nos estábamos alojando, llamado La Casa Amarilla, acerca del costo de la habitación doble por noche el cual alcanza la suma de US$150 para 5 días.
Cuando consultamos sobre una agencia que hiciera algún tipo de tour, ellos nos recomendaron a la empresa Julio Verne Travel. Tras una breve consulta telefónica, organizamos el día y la hora para irnos a recorrer una de las montañas emblemáticas del sector el Chimborazo.
En el hostal nos recogieron temprano, específicamente a las 8 a. m., y fuimos a las oficinas de la agencia para buscar el equipo compuesto de casco, guantes, protectores de codos y rodillas, balaclava, gafas protectoras y bicicleta. La recomendación fue llevar un buen cortavientos y ropa para el frío, así que nosotros íbamos con bicicleteros bien grandes, un buzo de manga larga y yo llevaba debajo del cortavientos un chaleco, por si las temperaturas se ponían muy bajas.
Empezamos el camino al estacionamiento del Chimborazo, lugar donde empezó la ruta. Una vez ahí, y tras unas básicas recomendaciones para los que no habíamos hecho este recorrido, hicimos un calentamiento y empezamos.
El recorrido por esta zona del Ecuador no es técnico a causa de la inclinación. Por otro lado, debes saber que no es fácil, ya que el camino destapado es suelto y la bicicleta no tiene tan buen agarre. Después de iniciar la bajada, paré en varios puntos con la intención de disfrutar del paisaje montañoso desde diferentes perfiles. Este clima cambia constantemente, por lo que cuando la montaña se despejaba yo bajaba y tomaba la foto, respiraba el aire fresco e iniciaba el camino nuevamente.
Durante el trayecto, iba concentrada para no caerme por el camino lleno de piedras y viento que, además de frío, te desequilibra en varios puntos. En la mitad del viaje, luego de 1,5 horas de recorrido, paramos a merendar. Aunque sea bajada, el ejercicio de equilibrio y concentración cansa, sobre todo los brazos debido a las frenadas. La empresa regala una fruta, café, té y agua, y si quiere algo adicional la gente lo lleva por su cuenta. El sitio del descanso me gustó, tiene una buena vista de la montaña y como ya habíamos bajado el trayecto más empinado, no hacía tanto frío.
La segunda parte después del descanso fue más relajada, la montaña un poco más lejos cobra mayor protagonismo, el paisaje es más variado y el camino es un poco más fácil. Finalmente llegamos, había sido un buen recorrido. Una vez que baja la adrenalina y se aprecia a lo lejos el cono cubierto de nieve, los baches y la tensión de los brazos por la frenada desaparece.
El paisaje siempre está de protagonista, espectacular por decir lo menos. Cansados, estiramos con asistencia de la gente de la agencia y nos dispusimos a almorzar. Luego de vuelta en Quito, en la noche, disfrutamos de la comida ecuatoriana y del jugo de naranjilla, por lo que todas las energías que habíamos gastado en la ruta fueron recargadas por medio de una comida de primer nivel.