Hay muchas razones para no sentirse a gusto en un lugar fijo. Desde problemas que te han abrumado completamente hasta una sed insaciable de nomadismo y aventura. Cualquiera sea la razón para estar desconforme, puede que estés considerando seriamente irte de viaje para liberarte de todo. Algunos te dirán que está mal, que eso es escaparse de los problemas. Nada más errado, no tienes porque vivir sometido a los problemas y un viaje te puede enseñar muchas cosas que te ayudarán a enfrentar la vida de mejor manera. Aquí te mencionamos algunas:
Salir de la rutina
“La rutina es la muerte del heroísmo” , dijo el escritor y humorista Pelham Grenville Wodehouse. En efecto la rutina suele ir minando poco a poco el optimismo e ilusiones de las personas, hasta llegar a la resignación completa. Si sientes que estás en ese camino de desesperanza, deberías considerar un cambio de vida. A veces las personas se limitan a hacer esto por tener hijos, sin embargo hay familias que se dedican a viajar y se las arreglan bien. Como todo en la vida, depende del esfuerzo, disciplina y amor que le pongas a lo que haces y todo irá bien. Preferible eso a que la rutina te termine de enfermar y quitar el amor por la vida ¿o no?
Sanarte del estrés
Está un poco asociado a la rutina pero también a los malos jefes, compañeros de trabajo desleales, dificultades emocionales, exigencia de los estudios y miles de otros factores, incluyendo traumas de la niñez. Emprender rumbo hacia otros paisajes no solo te alejará de muchos de estos causantes de estrés, sino que también te dará la oportunidad de mirar tu vida en perspectiva y darte cuenta de que hacías tu para estar constantemente estresado. Hagas lo que hagas, viaja con tanto relajo como sea posible. No te apures por llegar a destinos y disfruta las pequeñas cosas. Verás que hasta el ritmo de tu respiración cambia.
Ganar experiencia
Volverte un viajero de tomo y lomo es abandonar la seguridad de la vida en civilización. Esto te invita a buscar formas de economizar tus recursos e incluso generarlos. A veces las situaciones exigirán que apliques tu ingenio. Todo esto puede constituir una parte de tu formación para enfrentar la vida vayas a llevar incluso cuando no estés viajando.
Recuerdo que caminando con un amigo por un sector forestal se nos empezó a hacer tarde y no encontrábamos algún lugar apto para acampar. Finalmente encontramos un sitio plano y cuyo cerco estaba derribado, sin embargo tenía el defecto de estar lleno de piedras, siendo muy incómodo para dormir y potencialmente dañino para las carpas. Como había bastante pasto seco y largo en los alrededores, lo cortamos e hicimos una base más suave para instalar las carpas llegando a dormir cómodamente, lo que para mi fue una experiencia en resolución de problemas.
Conocerse a sí mismo
Viajar te expone a situaciones nuevas que te pueden poner a prueba o mostrarte un lado tuyo que desconocías. Por ejemplo puede que hayas pasado tu vida con un temperamento corto y explosivo, el cual atribuías a la vida acelerada y exigente que llevabas, sin embargo te das cuenta que incluso en este momento que deberías pasarlo bien te encuentras agitado y enojado por cosas que no han resultado. Definitivamente no era tu vida era el problema sino que tu forma de abordar las situaciones. La buena noticia es que estas en el momento prefecto para analizar la situación y ver cómo solucionarla.
El tiempo para pensar, la libertad de deambular y sentir tu entorno serán los mejores guías hacia un entendimiento de ti mismo. En el fondo es algo que todos deberíamos tener en algún momento de nuestras vidas, ese espacio para hablar con nosotros mismos sobre otros temas que no sean como resolver las exigencias de la sociedad. Este es el momento de aprender a resolver tus propias exigencias.
Conocer gente y lugares
Bueno, esto es lo básico de lo básico, la razón porqué la mayoría viaja. Sin embargo es importante mencionar que hay una diferencia entre aquel que viaja a un lugar y el viajero. El viajero es aquel que dedica gran parte de su tiempo a recorrer y son altas las probabilidades de que conocerá lugares y personas interesantes, pero que pasan desapercibidos ante los ojos del turista común. En el solo acto de estar buscando un lugar donde quedarte puede ser una oportunidad para conocer a personajes llamativos o incluso que ellos te mencionen algún lugar que puedes visitar y como hay tiempo, se visita.
En el pequeño pueblo de Lanco, Chile, conocí al señor de la foto abajo que había sido exiliado durante la dictadura al ser familiar de uno de los ministros de Salvador Allende. Ahora tiene una relojería con muchas antigüedades, cosas que no encuentras en otros lados.
Renovar tus pensamientos.
Todo lo anterior conforma una experiencia que abre la mente a otras posibilidades. Es algo que no encontrarás en ningún libro, escuela, universidad ni capacitación. Es el contacto directo con el mundo y sin nadie que te diga como interpretarlo. Por eso es importante realizar aunque sea un viaje largo en tu vida, menos planificado y definido. Transformarte en un viajero, aunque sea unos meses, te dará la oportunidad de ver el mundo desde afuera pero también apreciarlo en toda su magnitud.
Viajar siempre será educativo. Cambiar de colores, aromas, costumbres y paisajes refina los sentidos y permite apreciar la diversidad. Además, el mundo está lleno de situaciones por ser vividas, genios desarrollando ideas, animales curiosos que nunca has visto, atardeceres románticos y espirituales para regocijarte. Sin embargo nunca los verás si siempre te mueves en los mismos lugares. Tienes que atreverte a salir de la zona de comodidad y entregarte a lo que el mundo tiene para ofrecer.