Cuando me di cuenta que durante mi viaje a Brasil viviría el Carnaval de Río, sabía que sería inolvidable, entretenido y con mucha aventura, ya que es un festival imperdible para los amantes de la diversión y no me equivoqué ni un segundo.
El Carnaval de Río es una gran fiesta, que fue instaurada por navegantes portugueses y españoles, quiénes mezclaron su cultura con la afro brasileña y cuya celebración se desarrollaba 40 días antes de la Pascua, para terminar justo en el inicio de la Cuaresma, que es la fecha en que los cristianos no consumen carne, alcohol y se abstienen de todas las prácticas que pueden ser consideradas pecaminosas. Por eso había que celebrar con todos los vicios posibles, antes de que empiece este tiempo de reflexión. ¡Ahora se entiende todo!
La primera fecha del Carnaval en que la samba es integrada es en 1917, ya que antes los participantes bailaban polcas y valses. Las máscaras y disfraces son influencia africana, quiénes utilizaban estos elementos para invocar a dioses y ahuyentar a los espíritus malignos.
Actualmente es una de las celebraciones populares más importantes del mundo y se celebra entre febrero y marzo (la fecha va cambiando) y cada año congrega a más de 4 millones de personas, quiénes bailan al ritmo de la samba, se disfrazan con ropas coloridas y algunos asisten al Sambódromo, que es el estadio donde uno puede ver a las mujeres con llamativos disfraces y donde compiten las escuelas de samba que vienen de todas partes de Brasil para estar en este gran evento.
Pero esa es una parte del Carvanal, ya que la que más me gusto a mi fue la que se vive en las calles y en las playas, que es denominado “Carnaval en las ruas”, donde los protagonistas son los “blocos” (bloques), que son personas que se disfrazan según un tema y salen a recorrer las calles de Río de Janeiro. Lo más entretenido es que hay un calendario de blocos, por lo que todos los días que dura el Carnaval uno puede ir al barrio donde estarán, incluyendo las playas y participar de esta gran fiesta, al ritmo de la samba, cervezas y caipiriñas.
Y no solo ellos son protagonistas, ya que uno como turista también se siente parte de este momento bailando, cantando y celebrando la vida misma. En un momento estábamos en el bloco de “Santa Teresa”, que es un barrio muy conocido en Río de Janeiro y comenzó una lluvia torrencial, por lo que decepcionada pensé que se acabaría en pocos minutos, pero todo lo contrario: La gente bailó con lluvia con más energía y ese momento si que fue un verdadero Carnaval.
Además es importante recalcar que el Carnaval no solo se realiza en Río, ya que otras ciudades también lo celebran en las calles, por lo que una fiesta en todo Brasil.
Si quieren disfrutar de este evento el próximo año, les recomiendo ver las reservas con anticipación, ya que gente de todo el mundo va a Río de Janeiro en esas fechas y además todos los precios suben, por lo que mientras antes vean los detalles del viaje pueden ahorrar harto dinero, que luego puede disfrutar en caipiriñas y regalos.
Para mi el Carnaval de Río, es una celebración que deben vivir si o si y que es tan única, que te dan ganas de volver a repetir esa experiencia. Lo importante es no llevar artículos personales de valor e ir con la mejor energía a vivir una gran, pero gran fiesta.