Viajar a otros países es una de las experiencias más enriquecedoras que existe. Se conoce su cultura, nacen grandes amistades con las personas que se conoce y sobre todo se saborea la gastronomía típica de ese nuevo lugar.
Sin embargo, este último punto no es del todo espectacular, porque cada país tiene su forma de hacer y condimentar su comida; algo que quizás pondría “a sufrir” a nuestro organismo. Esto fue lo que me sucedió en una visita de casi un mes que tuve en Ecuador.
Cuando llegué y pude degustar el primer plato que me brindaron quedé extasiado, fue un “Caldo de cangrejo”, es decir, una sopa de este crustáceo con verde (un fruto parecido al plátano), maní, coco y muchas especies. La mezcla de sabores fue única, pero los productos utilizados eran muy calóricos y pesados, para este “cuerpo chileno”. Como era de esperarse enfermé y desde aquel episodio cuando viajo tengo en cuenta algunos detalles, antes de dejarme llevar por mis ansias.
1.- Ir poco a poco probando la nueva comida. Creo esta es la primera recomendación. No es prudente que recién llegados nos dispongamos a comer todo lo que se nos ponga enfrente. Es mejor dejar pasar el primer día e ingerir durante esa primera jornada té, café o jugo, bebidas que podemos encontrar en casi todos los lugares del mundo.
2.- Infórmate. Ahora con la Internet se puede conocer hasta estos pequeños detalles gastronómicos. Antes de viajar es importante conocer cuáles son los productos que utilizan para sus platos, así sabremos si los toleramos o no.
3.- Busca algo parecido. Hay veces (claro dependiendo el país) que en el menú que se nos ofrece existen platos muy parecidos a los de nuestra gastronomía, razón por la que es preferible comerlos durante los primeros días. Por ejemplo, en Ecuador encontré la “sopa de costilla” muy parecida a nuestra “cazuela vacuno”, algo que me ayudó a recuperar.
4.- Ojo con los mariscos. La comida ecuatoriana se caracteriza por que está llena de mariscos, en especial, aquella que es de la costa o litoral, por lo que es mejor saber de antemano si somos o no alérgicos. Cuando ya estuve recuperado (lo admito, no lo aguanté) comí “ceviche de conchas”. Las conchas (parecidas a las machas o mejillones, solo en su forma no en su sabor) se las come crudas, solo marinadas con limón. Es más, cuando uno las pide aún se mueven, razón por lo que es mejor estar prevenidos y saber que tan tolerantes somos.
5.- No tan popular. En Ecuador, la gente te recomienda comer en los mercados, ya que es ahí donde se encuentra el sabor típico, pero esto puede acarrear problemas estomacales para los visitantes. Para no privarse de lo que se pueda degustar, es hacerlo luego días después del arribo al país y hacerlo en un lugar específico, recomendado por amigos.
6.-El alcohol puede ser dañino. Siempre estamos tentados a consumir las bebidas alcohólicas típicas del lugar al que vamos, pero no siempre es óptimo hacerlo. Siguiendo con mi vivencia e Ecuador, en un pueblo que se llama Alluriquín, se vende alcohol artesanal, pero muchos de ellos no tienen registro sanitario por lo que es mejor no tomarlos, o hacerlo teniendo en cuenta estos detalles o preguntando a tus acompañantes cuál es el lugar confiable que los expende.
7.- Cuidado con el agua. Aunque parezca muy insignificante durante tu viaje ingiere agua procesada, es decir, la que venden en los supermercados. Cada país tiene su forma de purificar el agua. Yo en Ecuador la tomé directamente del grifo y no me fue nada bien. Sumé otro dolor más a mi lista durante ese viaje.
8.- Sé precavido. Nunca está demás llevar como parte de nuestro equipaje un pequeño botiquín con medicina, que con anterioridad nos haya recetado un médico. Esto nos podría salvar de algún apuro.
9.- Siempre hay algo tuyo. Esto es importante para quienes no solo van de visita a otro país, sino que viajan para radicarse en él. Para no alejarse de las costumbres culinarias propias, es buscar en los mercados los productos que son nuestros, así se podrá comer “como en casa”.
10.- Jamás cerrarse. El que tengamos cuidado con la ingesta de la nueva comida, no significa que nos vamos a privar de consumirla. Una de las mejores formas de conocer la cultura es probando sus sabores. Uno de los mejores platos de degusté en mi viaje fueron los "maduros fritos" (un fruto parecido al plátano). Aún cuando los encuentro en el mercado los compro sin dudarlo.