Fui a Croacia para mi luna de miel y debo decir que superó mis expectativas con creces. Sus pueblos parecen escenografías de cuento, y su mar mediterráneo es tibio y claro.
Lo primero es mencionar que no alojamos en ningún hostal, hotel ni cabañas. En Croacia se estila que la gente de allí ofrezca habitaciones en sus propios hogares (los llamados sobe) Nuestra experiencia fue muy buena, los lugares estaban siempre muy limpios y alejados del ajetreo diario de la familia dueña de casa ¡totalmente recomendado!
La travesía comenzó en Split. Esta ciudad fue la que menos me gustó, recomiendo dedicar dos días a visitar su casco antiguo, para luego cruzar el mar en ferry a la isla de Brac. Nosotros lo hicimos en el de la compañía Jadrolinja y nos funcionó a la perfección.
En Brac llegamos a un pequeño pueblo llamado Supetar, construido entero de piedra blanca, con pequeñas casas en cuyos jardines se ven huertos caseros con todo tipo de vegetales y flores coloridas. Con mi marido dedicamos un día completo a recorrer la zona en bicicleta, las que le arrendamos a una señora que tenía una tiendita de flores. Son 14 kilómetros hasta el pueblo llamado Milna, y vale la pena irse metiendo a los pueblos del camino. Ojo que la ruta es de muchas subidas y bajadas, por lo que recomiendo averiguar el horario del bus que te llevará de vuelta a Supetar (en el cual se pueden subir bicicletas).
Luego tomamos un bus que recorría la isla hacia Bol, una playa maravillosa. Lamentablemente sólo estuvimos de pasada allí, donde nos tomamos un ferry hacia Hvar.
Hvar es también un pueblo maravilloso, de callejuelas de piedra blanca y flores coloridas en los jardines. Acá hay playas pero también está la opción de tender la toalla en las rocas al lado de las veredas, y tirarse un piquero (hay escaleras habilitadas para subir y bajar). Lo mejor: sentarse en el atardecer a mirar los lujosos yates de la bahía, mientras se disfruta de una rica cerveza en alguno de los restoranes a la orilla del mar. Acá puedes visitar un fuerte que hay sobre la ciudad, el cual tiene una vista privilegiada del lugar.
Por último está Dubrovnic con su majestuosa ciudad amurallada y sus playas ocultas tras las rocas. Vale la pena hacer el recorrido de la ciudad amurallada sobre la muralla (aunque se deba pagar por ello)