Siempre he sabido que las playas del norte de Chile son de arenas claras y agua tibia, no muy repletas y bastante aisladas de las ciudades. Bahía Inglesa es la playa más mencionada cuando se trata de hablar de la Región de Atacama. Sin embargo, aventurándome en la desértica costa, he encontrado maravillas como la de esta foto. Bahía Salada es una playa muy ancha, solitaria, blanquisca a la vista por sus arenas, el agua transparente, a una temperatura agradable para bañarse hasta las siete u ocho de la tarde. No hay servicios en ella, ni restaurantes, ni hostales, ni zonas habilitadas para acampar, no obstante, eso la convierte en un lugar especial, casi salvaje, ideal para quienes buscan tranquilidad y arreglárselas con poco. Se puede instalar una carpa sin cobros y con todos los beneficios de la naturaleza: el sonido del mar, la luminosidad de la playa, una caminata por las rocas, observar a los animales e insectos del lugar (que no son demasiados, pero sí muy especiales), mirar el cielo super estrellado en la oscuridad de la noche, entre otros tantos regalos para el alma.