Cinco excusas para acercarse hasta Viña del Mar

Viajeros Oct 19, 2016

A una hora de Santiago de Chile nos encontramos una de las capitales turísticas del país: Viña del Mar. La también conocida como “Ciudad Jardín” nos ofrece una oferta lúdica inigualable, que incluye hermosas playas, una gastronomía exquisita y mucha diversión nocturna, pero sin descuidar la faceta artística y cultural. Grandes museos, festivales de música y cine, conciertos… recibirán al viajero que se anime a visitarla.

Sería imposible hacer justicia a todo lo que esconde esta bella región en unas pocas líneas, pero sí podemos arriesgarnos a compartir cinco de los motivos por los que Viña del Mar se ha convertido en uno de los destinos más populares de Chile.

1. La Playa de Reñaca

Imagen CC: wikimedia

Reñaca es el epicentro de la fiesta veraniega. Conocida por sus multitudinarias celebraciones, que se alargan hasta el amanecer, la playa de Reñaca no se conforma con ofrecer sol, mar y arena. Basta con acercarse a la cercana Avenida Borgoño, que se extiende hasta el municipio de Concón (con una también muy recomendable playa), para perderse entre los bares, restaurantes y discotecas que la flanquean.

Reñaca se ha convertido en uno de los destinos veraniegos favoritos del país y de numerosos turistas de todo el continente (es una de las playas favoritas de argentinos y brasileños). No es extraño encontrarse con caras conocidas (estrellas de televisión, cantantes, modelos…) ya que muchas cadenas y agencias de publicidad escogen su paisaje como escenario para programas y grandes campañas publicitarias.

Como hemos oído decir en más de una ocasión, “en enero y febrero, todos y todo están en Reñaca”.

2. El festival pirotécnico de Fin de Año

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Para recibir cada nuevo año, las comunas de Viña del Mar, Concón y Valparaíso organizan un festival pirotécnico espectacular. La bahía se inunda con las luces y el estruendo que acompañan a los festejos, y casi dos millones de visitantes son testigos de los que son considerados, con permiso de Río de Janeiro, como los mejores fuegos artificiales de Sudamérica.

Comienzan su recorrido en la zona antigua de Valparaíso, muy próxima al puerto, y desde allí avanzan hacia el norte siguiendo la costa, frecuentemente salpicada de embarcaciones en las que se celebran cenas y bailes privados. Para aquellos que no encuentren plaza en alguno de estos barcos, el paseo marítimo y las terrazas de Viña del Mar ofrecen un mirador de excepción para disfrutar de una noche única desde la bahía.

3. El Casino Municipal

Imagen CC: wikimedia

El Casino Municipal está situado en la Avenida de San Martín, su diseño corrió a cargo de los arquitectos Alberto Risopatrón y Ramón Acuña, que fueron los responsables de dirigir una obra iniciada en marzo de 1930 y que finalizó el 31 de diciembre de ese mismo año, apenas nueve meses después. El costo total ascendió a seis millones y medio (de la época), todo un récord en aquel momento.

Cuenta con grandes jardines y una entrada propia de una novela de F. Scott Fitzgerald, con unas enormes escaleras flanqueadas por columnas de estilo jónico. Más allá de su relevancia como espacio de juego (es el mayor casino del país y sede de alguno de los eventos más importantes de América), se presenta como un espacio multidisciplinar, con canchas de mini-golf, salones de lectura, numerosos restaurantes y un centro de exposiciones y auditorio que acogen numerosas conferencias y seminarios.

No podemos olvidar que el “Hotel del Mar”, el único hotel de cinco estrellas de la ciudad, forma parte del complejo de este casino. Puro lujo.

4. Un viaje (cultural) a la edad de oro del S. XX

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Viña del Mar es todo un placer para los amantes de la arquitectura, que se podrán entregar a la contemplación de las grandes mansiones de lujo construidas durante el primer tercio del siglo XX, la mayoría reconvertidas hoy en edificios de uso público, como museos o centros culturales.

Si la visita a los palacios de Carrasco y Rioja es casi obligada, la del Palacio Vergara es imprescindible. Construido en 1910 en el interior de la Quinta Vergara, este edificio de estilo neogótico veneciano alberga el Museo de Bellas Artes desde 1941, cuando fue adquirido por la Municipalidad de Viña del Mar. Tanto el Palacio Vergara como el Parque Quinta Vergara fueron declarados Monumento Nacional en 2008. Actualmente, el palacio permanece cerrado al público debido a las obras de recuperación y restauración para reparar los daños sufridos durante el terremoto de 2010, pero se espera que no tarde mucho en volver a abrir sus puertas.

Tras visitar el Palacio Vergara, un buen plan de visita debería incluir paradas en el Teatro Municipal y el Castillo Wulff, para acabar el recorrido en el ya mencionado Casino Municipal, construido en 1930.

5. El Festival de Viña

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Cada febrero, el Festival de la Canción de Viña del Mar acude puntual a su cita con los amantes de la música pop. Don Omar, Pablo Alborán, Elton John, Alejandro Sanz, Lionel Ritchie… muchos son los artistas invitados que han pasado por alguna de sus ediciones desde su estreno, el 21 de febrero de 1960. En sus orígenes, el mayor peso del festival recaía sobre las competiciones de música tradicional y folclórica, pero estas se han visto relegadas a un segundo plano, eclipsadas por el impacto de la presencia de grandes estrellas.

Se retransmite en directo para millones de seguidores desde el anfiteatro de la Quinta Vergara, que cuenta con un aforo superior a los 15.000 espectadores, y está considerado como el mayor festival de música de América Latina, con un volumen de negocio asociado de muchos millones de dólares.

Para su edición de 2017, la quincuagésima octava, la organización ya ha confirmado fechas (del 20 al 25 de febrero) y entre los grupos que pasarán por su escenario encontramos a Sin Bandera o Río Roma.

Esta es nuestra pequeña selección, pero hay muchas más razones para dejarse arrastrar por el encanto de Viña del Mar y disfrutar de todas las alternativas de ocio que nos regala esta municipalidad y sus alrededores. Para descubrirlas, solo hay una opción que no acepta prisas: explorar su costa y perderse entre sus calles. Merecerá la pena.