Viajar a Guadalajara, en el estado mexicano de Jalisco, es una experiencia mixta, como la ciudad misma, que combina una historia de varios siglos de antigüedad con las alternativas más modernas de las grandes urbes del mundo.
Te dan la bienvenida amplias avenidas, altos edificios, monumentos modernistas, gente apresurada caminando o en coche, pero conforme te acercas al centro, las calles se hacen más pequeñas, las construcciones toman un aire más imponente y el ambiente, aunque igualmente acelerado, es más bullicioso.
Pero antes que otra cosa, ¿dónde hospedarte? Eso depende, en gran medida, del tipo de turismo que principalmente desees hacer.
Si prefieres las caminatas de tipo más cultural, entonces un hotel céntrico es la mejor opción, pues te permitirá andar por ahí, conociendo a fondo la zona –lo que puede tomarte por lo menos tres días-, sin necesidad de tomar un taxi o camión, y siempre con la posibilidad de regresar fácilmente a tu habitación si necesitas algo.
Por el contrario, si vas a viajar a Guadalajara más bien en busca de compras, fiesta, vida nocturna, lo mejor es la llamada zona Minerva, al noroeste de la ciudad, aunque aquí el tránsito peatonal es menos accesible, por las distancias.
Si no te decides por una de las dos, ¿por qué no pasas unos días en cada zona?
Ahora sí, ¿qué hacer apenas llegar a Guadalajara? Y digo ‘apenas llegar’ porque hay tanto por conocer que, si vas por unos pocos días, hay que aprovechar el tiempo al máximo.
En el centro, las construcciones son realmente impresionantes: la Catedral, el Teatro Degollado y el Instituto Cultural Cabañas tienen tal tamaño y tal detalle en sus decoraciones que te harán sentir minúsculo al entrar a ellos y valdrán la pena todas las selfies que quieras tomar hasta lograr la toma perfecta.
La iluminación nocturna es extraordinaria, pero –como en cualquier ciudad grande del mundo- es mejor que, por seguridad, no te alejes mucho de la zona caminando por la noche (otro punto a favor del hotel céntrico).
Los tres edificios están conectados por dos paseos peatonales llenos de esculturas y fuentes históricas y contemporáneas. No te pierdas el kiosco art nouveau de la Plaza de Armas. Además, abunda el comercio regional: souvenirs, calzado, joyería.
Y por comida, ni te preocupes; vas a encontrar numerosas opciones donde probar siete variedades de pozole, las tradicionales enchiladas tapatías y tortas ahogadas, los típicos sopitos y las dulces jericallas, y la birria, reconocida como el plato jalisciense por excelencia.
Pasemos ahora a la parte moderna de la ciudad. Aquí también podrás observar monumentos, pero de creación más reciente, a lo largo del siglo pasado, como los Arcos de Guadalajara, los Arcos del Tercer Milenio y la Fuente de la Minerva, importante punto de reunión al que, en domingo, puedes llegar desde el centro en bicicleta.
Pero si lo que más te atrae de viajar es festejar, bailar, gastar, desvelarte, estás en la zona correcta: restaurantes internacionales, bares y antros exclusivos, grandes hoteles, cines, centros de negocios, áreas residenciales.
Destaca aquí el enorme y lujoso centro comercial Plaza Andares, ambientado como un paseo al aire libre, con plantas, fuentes y bancas, pero en medio de dos centenares de locales de estilo ultramoderno y sofisticado. No importa que ya conozcas las marcas, la experiencia será por completo diferente.
Por último, lo mejor de viajar a Guadalajara, sin duda, es que es como hacerlo a cuatro destinos en uno, ya que se trata de una zona metropolitana en la que, alrededor de media hora en auto y sin tener que salir del área urbana, puedes visitar otras poblaciones de Jalisco que se distinguen de Guadalajara por conservarse casi intactas en el tiempo.
No dejes de visitar la Basílica de Zapopan, el Jardín Hidalgo de Tlaquepaque ni el Palacio Municipal de Tonalá, lugares tan bonitos como los de la capital jalisciense.
Solo, en pareja o en grupo de amigos o familiares, viajar a Guadalajara es una experiencia que seguro te dejará satisfecho, sin importar si buscas divertirte o relajarte, aprender o descansar, comprar o reflexionar, o –si tienes tiempo- todo esto junto. Y tampoco hay problema por cuándo decidas ir; Guadalajara es un centro turístico de tiempo completo.