Praga es una ciudad mágica que encanta en cada rincón; llena de tiendas, arte en las calles y callejones, es una de las ciudades favoritas de Europa. Dentro de todos los atractivos que este hermoso lugar tiene para ofrecer hay uno que vale la pena destacar, el Puente de Carlos, llamado Charles Bridge en inglés. Es el puente que conecta el centro de la ciudad con el gran castillo de Praga, el lugar que ofrece las mejores vistas de la ciudad, atravesando el río Moldava. Es un puente que no parece puente, está siempre lleno de músicos, los que se han convertido en una de las principales atracciones de Praga, mostrando su trabajo a quienes recorren sus calles; sus artistas callejeros también crean una atmósfera única, mostrando y pintando la ciudad desde sus ojos, y puedes perderte entre la gente que está siempre disfrutando y bailando. Con cerca de treinta estatuas a ambos lados, sientes que estás caminando en una película medieval; cada estatua tiene una historia que es necesario conocer, y hay también algunos ritos que hay que llevar a cabo sobre este puente, como tocar la estatua de St. John of Nepomuk para tener buena fortuna.
Cruzar este puente es olvidarse de que existe mundo fuera de él, es perderse en sus pinturas y con sus músicos, es quedarse maravillado con los paisajes que muestra, donde el sol tiñe el agua y el cielo de colores; cruzar este puente no debe tener una finalidad, cruzarlo debe ser el fin, sin importar a dónde nos lleve. Es un lugar imperdible de Praga, donde todos disfrutan, sólo mirando, lo que ocurre alrededor.