Era el final de un viaje de tres meses por Europa, había recorrido desde Irlanda hasta Grecia y qué mejor forma de terminarlo que en Turquía. Estaba con un amigo con el que había hecho el último tercio del viaje y partimos de Estambul a Capadocia, lugar que conocíamos en fotos por su principal atracción: los vuelos en globo aerostático. Capadocia está en la zona Asiática de Turquía, en Anatolia central y es famosa por sus características geológicas y sus paisajes que han sido descritos como lunares. Cuando nos bajamos del avión e iniciamos el camino hacia el centro nos empezamos a enamorar del lugar, era Diciembre por lo que hacía mucho frío (cerca de 0° en el día), pero esto no importaba ya que el lugar nos mostraba paisajes únicos, formaciones rocosas difíciles de describir donde ya habían caído las primeras nevadas de la temporada.
Llegamos a Göreme, el principal poblado con hostales, restaurantes, pequeñas tiendas y agencias de turismo; en este lugar estaba nuestro hostal, llamado Stay In Peace Cave Hostel cuyo dueño Ibrahim nos hizo sentir como en casa, es un lugar pequeño, acogedor, ambientado para hacerte sentir que estás durmiendo dentro de una cueva. El primer día salimos a recorrer las calles de este hermoso lugar, atravesado por un pequeño canal y no pasó mucho tiempo para que muchos locales nos comenzaran a hablar, parados en la calle todos con pequeñas fogatas y con té y una buena conversación para ofrecer, gente realmente muy simpática que hace que la experiencia en este pequeño lugar sea aún más completa.
El día siguiente hicimos lo que tanto estábamos esperando: El vuelo en Globo Aerostático; son diversas las compañías que ofrecen estos vuelos y sus precios varían entre 70 y 200 Euros dependiendo de la cantidad de gente que vaya sobre el globo. Nosotros tomamos el vuelvo con la compañía Cihangiroglu Balloons, nos pasaron a buscar a las cinco de la madrugada, ya que los paseos se hacen al amanecer para ver como sale el sol mientras el globo está en el aire; la primera parada fue en un restaurant para tomar desayuno y luego partir hacia el valle para subirnos al globo. Al llegar quedamos impresionados, había cientos de globos listos para partir el vuelvo, tuvimos la suerte de ser sólo 10 personas en nuestro globo por lo que la experiencia se disfruta mucho más. Comenzamos a elevarnos junto con los otros globos y lo que vivimos al momento de estar en el aire cuesta describirlo en palabras, cientos de globos de distintos colores volando a distintas alturas y el sol apareciendo de fondo, un paisaje único, emocionante, lleno de colores; el frío dejaba de importar y la vista no dejaba de impresionar y sorprender. Tras una hora de vuelo que llegó hasta los 1.000 metros de altura iniciamos el descenso hacia el valle, donde nos estaba esperando un brindis con champaña y fuimos parte del proceso de desarme del globo, realmente una experiencia completa.
Luego del vuelo dedicamos el resto del día a caminar hacia las cuevas y formaciones rocosas que forman el Red Valley, realizando un trekking sencillo recorriendo las antiguas capillas escondidas en este lugar ideal para caminar, andar en moto de 4 ruedas y ver el atardecer sobre la parte más alta de las montañas, cuyos paisajes y gran extensión te hacen sentir la inmensidad de este lugar, donde se respira aire puro, se recargan pilas y se llena el alma. Mientras el sol se escondía volvimos al centro donde nos esperaba una estufa y un exquisito té turco para finalizar esta experiencia. El día siguiente volvimos a Estambul para comenzar nuestro recorrido de vuelta a Chile.
Definitivamente un destino recomendado para personas de todas las edades, un lugar donde descansar, encontrar tranquilidad y conectarse con la naturaleza, el destino perfecto para vivir una experiencia única en la vida y la manera ideal de terminar este viaje de tres meses.