Antes de conocer Lima pensaba que esta ciudad no era mucho más que comida rica y barata, lo que sí encontré, pero también muchas cosas más que me sorprendieron. Lo primero que me llamó la atención fue su parecido con Santiago, ambas capitales tienen mucho en común, partiendo por su gran población y lo colapsado de sus calles, pero también ambas tienen lugares muy bonitos y reúnen gran parte del poder político y administrativo del país.
Mis primeros días en la capital peruana fueron increíbles, era pleno verano y pudimos disfrutar de sus hermosas playas y buen clima. Me estuve alojando en pleno barrio Miraflores, uno de los más bonitos y tranquilos de Lima, estábamos a sólo 10 minutos caminando de la playa, por lo que simplemente partíamos con nuestra toalla a bañarnos en el mar. Esa zona específicamente estaba llena de surfistas que llegaban hasta ahí por las buenas olas, aunque un poco más lejos se pueden encontrar otras playas más grandes a las que suelen ir los limeños.
La visita a la capital no podía estar completa sin visitar el centro de Lima, a mi parecer así es cómo realmente se conoce un lugar, porque simplemente estar en un hotel y ver los lugares bonitos no te muestra la verdadera esencia de dónde estás y de las personas que lo habitan, las que te pueden sorprender. A mi me trataron increíble y me recomendaron visitar lugares muy bonitos, además de increíbles restaurantes en los que por menos de 2 mil pesos chilenos puedes comer platos de comida gourmet muy deliciosa.
Para tus próximas vacaciones no tienes que elegir entre playa o ciudad, aquí puedes encontrar ambas y pasarlo espectacular, además de precios muy bajos en estadía, transporte y comida, ¡la mezcla perfecta!