Los viajes por tierra pueden ser agotadores y muy largos, pero también como buen mochilero sabrás que están llenos de aventura y muchas cosas por conocer. La mayoría de mis trayectos por Sudamérica los he hecho en bus y he conocido varias fronteras, muy distintas entre ellas.
Chile a Perú y Bolivia: No me revisaron casi nada, lo que fue bueno para mi, porque quería hacer el trámite lo más rápido posible. La mayoría de los peruanos y bolivianos que van a sus países lo hacen por tierra, por lo que las filas son enormes y hay muchos buses. También hay muchas personas que viajan a Chile a trabajar por el día y así durante toda la semana, las distancias son tan cortas que para muchos les conviene seguir viviendo en su país.
Argentina a Chile: Esta es una de las más tranquilas, pero al igual que todas las fronteras para entrar a Chile debes preocuparte de no sobrepasar el ingreso de algunos productos como los cigarros (yo me pasé), son muy estrictos con eso, no como en algunos países que en teoría tienen límites para el ingreso de productos pero en la práctica nunca lo controlan. La PDI te revisa todo a la perfección, incluso seleccionan algunas personas para hacerles una revisión particular, así que si eres el elegido no tengas miedo, es normal.
Perú a Ecuador: Tranquila y expedita, los trámites se hacen rápidamente y no te revisan mucho lo que llevas, yo pasé de noche y no nos demoramos más de una hora.
Paraguay a Brasil: Esta es por lejos la frontera que más me ha llamado la atención debido al total descaro de las personas que llegan hasta acá a pasar contrabandos ilegales. La Ciudad del Este de Paraguay es uno de los principales centros de comercio del mundo, hasta acá llegan miles de personas en busca de precios bajos, incluyendo brasileros que pasan los productos hasta su país, pero de forma ilegal. No solo productos como ropa, cosméticos y juguetes cruzan la frontera, drogas y armas también lo hacen de forma ilegal.
Esto se hace lanzando cajas envueltas en bolsas de plástico negras, las que cruzan en lanchas hasta Brasil. Uno puede ver todo esto desde el puente que pasa sobre el río, para todos parece algo sumamente normal, por lo que nadie se detiene a observar lo que ocurre, excepto, claro, nosotros los turistas.