Viajar en avión no era una opción factible, mi idea no era estar en un solo destino, yo quería visitar muchas ciudades y volando no me iba a salir muy barato. Consideré la opción del bus, pero finalmente llegué al tren. Me habían contado que siempre salían ofertas de último minuto y convenía mucho más que viajar de otra forma, además era mucho más cómodo y limpio. Estaba pensando en esto cuando ingreso al sitio web y habían promociones para muchas ciudades, así que me decidí y compre los pasajes.
Partí mi viaje en Toronto y mi plan era llegar hasta la ciudad de Halifax en la costa este de Canadá. Mi primer destino era Ottawa, solo quedaba a un par de horas y el viaje era muy rápido y tranquilo, el tren no estaba lleno, por lo que hasta sacar mi maleta fue muy breve.
Todos los trayectos fueron cortos, menos el último, cuando tuve que viajar desde Quebec hasta Halifax. El viaje duró 24 horas pero increíblemente lo pasé muy bien y no lo sentí tan largo como realmente fue.
Esta vez me tocó sentarme con alguien a mi lado y una mesa con dos asientos en frente, lo bueno fue que me hice un buen amigo en el camino, él era de Dinamarca y era muy simpático, por lo que hablamos durante todo el viaje.
Viajar en tren es distinto, tiene una magia mucho más especial que viajar en avión, puedes ver el paisaje y disfrutarlo. A lo largo del trayecto conocí lugares muy disitntos, desde grandes ciudades a granjas en medio de la nada como en las películas. Es una experiencia inolvidable de la que no te arrepentirás.