Pocas veces he escuchado un sonido así. Todo el mundo se sacaba fotos, bajo la finísima lluvia que a esa hora caía, tornando el ambiente aún más gélido. Dientes castañeando por todas partes, aunque nada era impedimento para contemplar ese enorme muro azul que se erigía frente a nosotros, el Glaciar Serrano, ubicado en los Campos de Hielo Sur de la Patagonia.
Cuando ya era hora de regresar, el glaciar decidió despedirse con uno de los espectáculos más desoladores de la naturaleza: la caída de un trozo de aquel muro de hielo. El mismo que hace unos minutos parecía majestuoso, inalterable, ahora se quebraba en medio de un estruendo que parecía venir de la tierra y del cielo, como un desgarro del paisaje completo.
En la foto, el momento justo en que cae un trozo pequeño del glaciar, dejando una huella en el agua que se aprecia detrás de la gente. Los visitantes miraban sin creer lo que sus ojos presenciaban. Y, no podía faltar, una mujer sacándose una selfie, en el mismo fin del mundo.