Con mi novio estudiamos en Buenos Aires y un día en la semana decidimos faltar a clases y arrancarnos a Luján, que se encuentra a 67 kilómetros de Buenos Aires. Varios amigos nos habían dicho que había una basílica muy grande y que cada año reunía a miles de personas que llegaban por distintos medios a la procesión de Nuestra Señora de Luján.
No sabíamos cómo llegar y caminamos mucho hasta que dimos con una micro. Nos tardamos casi dos horas en llegar porque se metió a un montón de pueblos pequeños. El día estaba nublado y llegando a Luján se puso a llover. Pero después pararon las gotas y, aunque el día estuvo nublado, el cielo se veía hermoso. Al recorrer el pueblo parecía sacado de un cuento, como de otra época, con sus calles de piedras, sus picadas para comer, un río y un parque de diversiones antiguo.
En un momento nos pusimos a recorrer por un bosque que está en el parque y como era un día de semana, no había casi nadie. Sentimos chillidos y pensamos que eran ratones, pero luego nos dimos cuenta que ¡estaba lleno de ardillas! Algunas andaban abajo buscando comida, pero la mayoría estaban arriba de un árbol. Nos fijamos en los árboles cercanos y estaban llenos de ardillas que habían construido su casa en ellos. Es un lugar muy recomendable para recorrer y tomar buenas fotos es barato y hay buses expresos (que se demoran 45 minutos desde Buenos Aires porque se van por autopista).