Más allá de París, Francia ofrece cientos de lugares dignos de visitar, uno de ellos es el Monte Saint-Michel, ubicado en la bahía del mismo nombre, en la frontera entre Normandía y Bretagne.
Estoy en París, con una amiga chef que vive ahí; es sábado en la mañana, temprano, muy temprano para un frío día de invierno, además llueve, y vamos caminando hacia el 5, rue des Pyramides, donde se encuentra la oficina de Paris City Vision, compañía que contratamos para hacer el tour guiado a Saint-Michel.
Salimos a las 7:15 hacia el noroeste de Francia, la primera parada la realizamos en un pequeño pueblo llamado Beuvron-en-Auge, en la Baja Normandía, que forma parte de la Ruta de la Sidra, y fue denominado uno de los Pueblos más Bellos de Francia; allí se puede disfrutar de la arquitectura normanda en todo su esplendor con los típicos entramados de madera en sus construcciones.
La siguiente parada fue frente al Monte Saint-Michel, para este momento ya habíamos recorrido aproximadamente 5 horas; lamentablemente la lluvia y la neblina, típicas de la región, no permitían una visión muy clara del lugar. Nos detuvimos allí para almorzar salmón con vegetales y sidra, producción clásica del la zona. Volvimos al bus para cruzar hacia la bahía.
Los autobuses se estacionan abajo y luego comienza el camino a través de las largas escaleras, y en algunas ocasiones angostos pasillos, para llegar a lo más alto, donde se encuentra la abadía, cuyos inicios datan del 709 D.C., cuando se construyó la capilla dedicada a San Miguel Arcángel. La bahía y el Monte Saint-Michel fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979.
La abadía es gótica, llena de grandes salones, escaleras angostas y techos muy altos.
El tour es muy completo, pero se siente corto. Al finalizar la visita guiada aún hay tiempo para ver algunas de las tiendas del lugar, además de disfrutar de las famosas galletas de mantequilla de La Mère Poulard, en el comercio próximo al restaurant del mismo nombre.
El regreso a París inicia a las 16:30, y alrededor de las 21 horas nos recibe la Torre Eiffel centelleante.