Hacer dedo es una de esas experiencias que hay que vivir si eres aperrad@ obvio todo en la vida tiene un riesgo pero hay que tener precauciones, primero solo sube a camiones ellos ya están acostumbrados a llevar a mochileros y siempre tienen que llegar a una hora y día determinado a un lugar para descargar; dos trata de no ir sol@ y por último sigue tu instinto.
He hecho dedo un par de veces a lugares cercanos, pero el verano pasado me pegue un buen pique de casi 2000 kilómetros. Ya en febrero y después de trabajar harto para juntar lucas partí con mi pololo a un viaje a Perú, por lo que teníamos que ahorrar el máximo hasta Arica, así que decidimos irnos a dedo. Desde la estación de servicio Shell que queda en la carretera a la altura de Nogales es un buen spot donde todos los mochileros tienen buena suerte y así fue, estuvimos media hora y nos paró Juanito o el Juan Mate que como su nombre lo dice andaba con su termo y mate con guaraná para activar el cuerpo por tanto viaje largo que se tiene que pegar. Tuvimos suerte que Juanito iba atrasado, avanzo muy rápido y recién paramos en el kilometro mil para estirar las piernas y fumar un pucho al aire libre. Armamos nuestra carpita y dormimos en una estación de servicio unas 5 horas y nos dejó como a las 9 AM en La Negra una parada de camioneros que está a la entrada de Antofagasta.
Ahí no tuvimos tanta suerte, estaba lleno de mochileros y esperamos como 5 horas, en esas instancias el mochilero debe tener paciencia y tirar las buenas vibras, hasta que nos recogió el Pato, quien nos llevaría hasta Arica. Con él, el viaje fue más tranquilo iba relajado conversando, hasta dormí un rato. Pasamos a cenar como a las 10 PM a una picá de camioneros, atendían unas bolivianas que vestían sus trajes típicos y comí una rica cazuela. Avanzamos unas 2 horas más y quedaban unas dos más para llegar Arica, pero el camino era peligroso quedaban puras cuestas y Patito decidió dormir un rato y llegar a nuestro destino temprano. El Pato se detuvo en una parada de camiones literalmente en la NADA en pleno desierto, debo admitir que me dio un poco de miedo dormir ahí, armar la carpa y pasar la noche al lado del camión, pero terminó siendo una experiencia única.
A las 6 am partimos y a las 9 ya estábamos en Arica, ciudad de la eterna primavera donde unos tíos nos alojarían. Al llegar todos estaban felices de vernos y con la mesa puesta para tomar desayuno, pero primero nos mandaron a darnos una ducha. Porque para mochilear hay que aperrar, viajamos dos días y bueno los baños no eran algo que encontrabas siempre en el camino. El viaje a Perú fue todo un éxito y el mochileo de vuelta a casa fue más difícil pero eso queda para otra historia.