En el último tiempo me es cada vez más habitual escuchar críticas sobre lo aburrido y feo que es Santiago. Sin embargo, tras estar seis meses recorriendo incontables lugares, con culturas y relaciones interpersonales absolutamente diferentes a las que encontramos en Chile, admito que la ciudad capitalina me reencantó.
Es cierto, sería absurdo negar que estamos rodeados de aspectos negativos como el bullicio, la contaminación, la calidad del transporte público, y un sin fin de mecanismos que no ayudan a hacer llevadero y de calidad el desarrollo diario de la población. Pero con la sola intención de pensar que podemos descubrir la belleza y comodidad en los lugares que habitamos, les aseguro que el panorama puede mejor en 180°.
Es posible que suene siútico pero todo este mes que ya estoy de regreso en la rutina no viajera me han pasado situaciones que trasladan al mismo disfrute de la cotidianidad del viaje. Por ejemplo, al cruzar el Puente Pío Nono y mirar el río Mapocho, me parece estar caminando por uno de los puentes que atraviesan el Sena en París; me asomé por un séptimo piso de un departamento que está en Marcoleta con Lira, miré las partes traseras de las construcciones de la zona y me encontré con el mismo gusto que me daba asomarme a la ventana y ver los interiores de los departamentos en Venecia y Barcelona.
Las ciclovías, que si bien tienen bastante por mejorar y proponer aun en términos de calidad, en varios sectores logran su objetivo: conectar pedazos de la ciudad ofreciendo seguridad y comodidad, como el tramo por la calle Rosas entre Diagonal Cervantes y Avenida Brasil.
Tanto en el casco antiguo de Santiago como en sus alrededores tenemos muchos sitios que no tienen nada que envidiar a otras bellas ciudades del planeta.
Si bien no estamos llenos de pulmones verdes, los parques en pleno centro como el Forestal, Almagro, Bustamante, O'Higgins y la Quinta Normal, no lo hacen nada mal. Museos y centros culturales que albergan constantemente el trabajo de destacados exponentes nacionales e internacionales. Piezas arquitectónicas como la Iglesia de los Sacramentinos (Arturo Prat con Santa Isabel) -hoy cerrada al público- es la prima chica de Sacre Cour, la famosa Basílica del Sagrado Corazón de París, -con la distancia, claro está, que a diferencia de nosotros en Francia se preocupan de conservar su patrimonio-.
Creo que si sin dejar de ser exigentes somos menos exquisitos, les aseguro que tras caminar o andar en bicicleta un par de cuadras encontrarán lugares entretenidos y llenos de actividades de esparcimiento en el centro de la Región Metropolitana y verán que sí estamos rodeados de gratos lugares que conforman esta caótica ciudad.
Lugares para tener en cuenta para conocer y usar:
Museo de Bellas Artes, MAC de Quinta Normal, Matucana 100, Biblioteca de Santiago, Cineteca Nacional, Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM), Centro Arte Alameda, Café literario Bustamante, Café Literario metro Salvador. Ciclovías de Curicó, Santa Isabel, Manuel Antonio Matta, general Bulnes, Pío Nono, Marín, general Bustamante.