Roma es una de las mejores ciudades en las que he estado. Es realmente encantadora. llena de personas amables, de edificaciones históricas, gente en las calles, un deleite para los ojos. Recuerdo que el primer día quedé maravillada con toda la majestuosidad de las construcciones: El coliseo, la Fuente de Trevi, el Panteón, etc, no por nada es el lugar con más bienes arquitectónicos del mundo. Después de conocerla llegué a entender muchas cosas del inicio de las metrópolis y de lo mucho que le debemos como civilización.
No puedo dejar de pasar el tema de la comida italiana, todo exquisito y lo mejor es que puedes comer sin culpa. Me acuerdo haber pedido un menú y en él venía incluido un picoteo, la entrada, dos platos de fondo, postre y el infaltable espresso, no se vienen con pequeñeces. Las pizzas sólo como ellos pueden hacerlas, sencillas, masa delgadísima, el parmesano y la rúcula no pueden faltar. Para qué hablar de los helados, deliciosos y casi en cada esquina puedes encontrar uno mejor que el otro en las gelaterias.
Aunque ya mencioné la Fuente de Trevi, debo recomendar insistentemente que no se pierda la oportunidad de conocerla. Es realmente espectacular, de las cosas más lindas que he visto. Si quiere tener una buena foto trate de ir temprano, ya que en la tarde es una verdadera locura la cantidad de turistas que llegan. Sino alcanzó, otra idea es que lo haga de noche, menos gente e igual de bella. Y obvio no se olvide de, según cuenta la leyenda, tirar una moneda para volver a la ciudad o tirar tres monedas sobre su hombro derecho para la buena suerte.
No es necesario moverse mucho para llegar al Vaticano. Da lo mismo si es católico, mormón, evangélico, budista, la ciudad tiene una energía religiosa especial, gente de todo el mundo llega a conocer la casa del cristianismo y la atmósfera que se respira es de espiritualidad. Ahora una vez adentro el tema se pone mucho más profundo, uno puede conocer la tumba de Juan Pablo II, el altar mayor, la primer piedra con la que supuestamente se creó la primera iglesia y un montón de otros hitos importantes. En la Plaza de San pedro además encontrará muchos lugares para comprar souvenirs y quizás comer un bocadillo. Si no compró la entrada con anterioridad, se puede demorar bastante tiempo en ingresar.
Entrar a la Capilla Sixtina es realmente una experiencia. Es lo que todo el mundo quiere ver y la creación de Miguel Ángel no decepciona. A las mujeres les cuento que no vayan mostrando las piernas o los hombros ya que les pondrán problemas, de hecho, tuve que ponerme un chaleco encima para que me dejaran pasar. La obra es gigante y tampoco trate de perder el tiempo fotografiándola, ya que tienen a muchos guardias pendiente de que no lo haga y le pedirán la cámara para borrarle las fotos. Parece chiste, pero mientras uno mira la el Juicio Final piden guardar silencio y casi no respirar para no dañar la obra que ya ha sido restaurada varias veces.