China… Cuando era pequeña siempre pensaba en este país como lo más lejano y distintos que existía. Muchas veces estiré mis ojos con mis manos imitando ser oriental o junté mis manos para hacer un agradecimiento. Tanto era lo que había escuchado de China que mis ganas por conocer este país eran enormes, ya que, además, siempre me ha interesado conocer culturas distintas a la mía.
Es así como el año pasado pude cumplir mi sueño y llegué a Shanghai. No es nada rápido llegar, pero luego de varias horas (casi un día) y de dos vuelos lo logré. Tomé primero un avión a Los Ángeles y después a Shanghai.
Apenas pisas suelo chino te das cuenta de muchas cosas. La gente es distinta, caminan distinto, se visten distinto. Al salir a la calle te das cuenta de que es una cultura totalmente distinta a la tuya, a pesar de que el comercio, por ejemplo, funciona muy parecido. Aunque si van a tiendas de souvenirs, les recomiendo regatear.
En primer lugar, me llamó la atención el hecho de que tuvieran tiendas de grandes marcas internacionales. Como sabemos, China es una República Comunista, por lo que tienen cerrado el acceso a muchas cosas provenientes de Estados Unidos. Un ejemplo de esto es que no se puede acceder a Facebook ni Google, pero sí encontré marcas de este país.
En segundo lugar, la gente escupe. Sí, escupe. En todos lados, vas en la calle y de repente sientes un escupitajo a un metro tuyo. No hay pudor. Es que para ellos no es mala educación, sino que es una manera de sacar lo malo que tienen dentro.
Tercero, rige la ley del más fuerte. Siempre. En el metro, la gente te atropella, te empuja y no se respetan las filas. En la calle, el peatón nunca tiene la preferencia, sino los vehículos. Esto me lo expliqué en que son tantos, que deben “sobrevivir”.
Por último, me llamó la atención de que no hablan mucho inglés. La mayoría no lo habla. Sólo algunos jóvenes han aprendido el idioma, pero los adultos no. Al menos es lo que me tocó a mi experimentar. Esto se explica porque la mayoría del turismo en China viene de los mismos chinos, por lo que no necesitan aprender otro idioma, así que eso dificulta un poco las cosas.
En fin, cuesta acostumbrarse a este cambio y hay que ir preparados psicológicamente para insertarse en una cultura totalmente distinta a la tuya. Si vas con tours y todo preparado no creo que tengas ese problema, pero cuando vas por las tuyas y debes tomar el transporte público, pedir indicaciones e interactuar más, notarás esto que les cuento.
Shanghai es una ciudad muy contaminada pero con muchos atractivos y cosas por hacer. Debes ir a Pudong, el área moderna de la ciudad y donde encuentras los principales rascacielos. Debes subir a la Perla del Oriente y al World Financial Center.
Si quieres recorrer jardines, en donde puedes encontrar a chinos haciendo meditación, bailes típicos o ejercicios, puedes ir al Century Park, la zona verde más grande que hay en Shanghai. Se ubica en Pudong. Otra cosa distinta que puedes hacer es subirte al tren comercial que alcanza una velocidad de hasta 431 kilómetros por hora, llamado Maglev o conocer el circuito de Fórmula 1.
Ahora bien, si lo que buscas es comprar, la calle Nanjing es la indicada, ya que es la calle comercial más importante. Es una calle peatonal y siempre hay mucha gente. Llama la atención sus grandes carteles con luces de neón que te recuerdan que estás en Shanghai.
El Jardín y Mercado Yuyuan fue uno de mis destinos favoritos, en donde puedes ver esa típica arquitectura china que ves en películas o imágenes orientales. Adentro te encuentras con comercio de todo tipo, desde pañuelos hasta perlas.
Por último, si quieren empezar su recorrido por los templos budistas, pueden ir al Templo de Jade, en donde verás siempre muchísima gente meditando y haciendo ofrendas. Es muy interesante conocer estos templos y adentrarse en una religión que al menos aquí no se ve mucho.
Shanghai es una ciudad fascinante, si están pensando en ir, no lo duden más y vayan. A pesar de lo distinto que pueda ser es una experiencia muy gratificante y te ayuda a abrir más los ojos y darte cuenta de que hay mucho más allá del lugar en donde vives. Conocer países de Asia debería estar en tu lista, ya que costumbres, tradiciones y culturas distintas te esperan.