En verano, con mi mamá y una amiga de ella emprendimos viaje hacia nuestro destino familiar de tantos años, Lican Ray. Fuimos por 10 días a una pequeña cabaña ideal para nosotras tres. Personalmente, esperaba pasar bastante tiempo a orillas del Lago Calafquén, leyendo algún libro mientras tomaba un poco de sol. No sucedió. A cambio de eso, tuvimos 9 lluviosos días en los que pudimos aprovechar del panorama ideal para aquella situación, las termas.
Por ese entonces, el camino a Liquiñe, donde se encuentran una gran cantidad de termas en medio de inmensos cerros colmados de flora nativa, se encontraba en muy malas condiciones. Por esta razón, decidimos explorar nuevos baños termales, cercanos a Pucón.
Luego de la hora de viaje hacia allá, tomamos el camino Pucón – Huife, con el objetivo de apreciar en qué condiciones se encontraban las renombradas Termas Huife. Habíamos ido años atrás y no encontramos demasiadas diferencias. Las piscinas desbordadas de gente y el agua bastante turbia. Si bien el agua termal es de una consistencia pesada, era necesaria una mejor filtración del líquido. Esto, al tener en cuenta que el costo para acceder a las piscinas es de $14000 en temporada alta. No obstante, no todo es blanco o negro, el lugar cuenta con un lujoso hotel y el ambiente parecía ser grato. También poseen senderos para trekking, servicios de spa y un restaurant para todo público que suele colapsar con tantas personas.
Al día siguiente, tomamos la misma ruta y nos detuvimos en el km. 30 para entrar a las Termas Kimey-Co. Pagamos $12000 por persona y obtuvimos nuestras pulseras para acceder al recinto. Lo siguiente fue deslumbrarnos con la naturaleza al bajar las escalinatas por donde se llega a la cafetería. Desde allí se puede apreciar el río Liucura y al mismo tiempo las piscinas termales al aire libre. Además, el lugar cuenta con una piscina techada, spa y senderos que el visitante puede recorrer a pie. Lo positivo de Kimey – Co es que evitan el colapso y cierran sus puertas cuando están completos, así que pasamos dos días en sus dependencias.
El resto de los días los dividimos entre paseos familiares y visitas a otras ciudades. Entre esos viajes, uno de mis primos nos recomendó ir a las termas que se encuentran en el mismo camino, pero que pasan desapercibidas. De esta forma, la mañana antes de regresar, llegamos a Peumayén, Lodge & Termas Boutique. Para acceder a ellas, hay que desviarse por un corto pasaje. El lugar es acogedor y desconocido por muchos. La piscina termal tiene un costo de $8000 pesos por persona. Lo que más llamó mi atención fueron los pozos termales que se encuentran a la orilla del río, en total contacto con la naturaleza. Todos los detalles están bien cuidados. Aunque no accedimos al restaurante ni al servicio del Lodge (hotelería), todo se encontraba en perfecta armonía con el entorno y emanaba calidez.
Al rememorar todas estas experiencias, lo primero que se me viene a la mente es deseos volver a Peumayén y disfrutar de aquellos servicios que desconozco. El Sur de Chile es exuberante y a pesar del clima, te sientes como en casa en cualquier situación.