Debe haber pocos lugares en el mundo que posean tanta energía positiva como la que pude encontrar en El Bolsón. Y es que en un pueblo donde no viven poco más de 20 mil habitantes, la intervención del hombre en los hermosos paisajes de esta localidad argentina es casi nula.
Es por eso que tanto los ríos, bosques, cascadas y montañas, que visité hace algunos años, se encuentran casi intactas en un lugar donde la mayoría de la gente vive su vida con calma y armonía. Calma y fraternidad que finalmente se transforma en contagiosa y te lleva a disfrutar de este pueblo en el que además encontré compatriotas chilenos que me acompañaron en una inolvidable semana de visita en El Bolsón.
Una de sus máximas atracciones son el río Azul y los interminables bosques que lo rodean. Una fuente fluvial que abastece de agua a todos los habitantes de la localidad y que también se transformó en una fuente energética muy fuerte durante todos los días que estuve ahí. Sin duda, su mayor atractivo, es la casi nula presencia de construcciones, donde sólo existe un puente para conectar ambos lados del mencionado río.
Por otro lado, otra de las grandes razones que atrae a la gente a este pueblo, son sus montañas. Un seductor panorama para los que son expertos escaladores y que me explicaron cómo poder llegar a Chile desde este pueblo trasandino. Y es que con varios años de experiencia, la gente de El Bolsón creó un circuito que cuenta con diferentes bases de escalada para poder llegar incluso a territorio chileno. Es por eso que luego de dos a tres semanas, según su propio ritmo, la gente termina el trayecto propuesto de escalada.
Además de eso, la plaza principal (conocida como Plaza Pagano) alberga desde los años 70, a cientos de artesanos y músicos en la feria regional de El Bolsón donde vimos espectaculares obras de arte, tallados, repostería, trabajos de lana y cuero. Todo esto en una caminata acompañada de acordes de guitarra y flautas que nos llamaron la atención de inmediato, al igual como ocurría con el resto de los visitantes.
Junto a eso, también disfrutamos del delicioso restaurant La Gorda, uno de los locales imperdibles de comida del pueblo, por tener los platos más abundantes de la zona, según comentaban los propios argentinos. Sumado a eso, durante nuestra última tarde de estadía en esta parte de la Comarca, decidimos darnos otro gusto y visitar el afamado café paseo de las flores, donde comimos lo mejor de la repostería local, con excelente atención, enmarcados en un pintoresco recinto.
Por último, y dado el relajo con el que se vive en este pueblo, los campings se transformaban en masivas fiestas durante la noche, donde compartimos con las propias personas que habitan en El Bolsón, ya sea chilenos o argentinos, quienes me acompañaron con una cerveza, durante todas las noches que estuve en ese mágico lugar.