Encontrar una playa linda en Brasil no parece una tarea muy difícil a la hora de irnos de vacaciones, pero descubrir un lugar especial, lleno de vida y magia, parece casi imposible en estos tiempos modernos. Por eso cuando llegué por primera vez a Isla Grande, supe que había hallado un lugar digno de contar, un paraíso que espero el resto pueda disfrutar tal y como yo lo hice.
Llegar a la isla es sencillamente espectacular: Si lo tuyo es gozar de las cosas simples de la vida, entonces disfrutarás tomar una lancha, navegar por una hora viendo el mar azul, el viento pegando en la cara, la naturaleza encima tuya, genial.
Si ya eso me había sorprendido, una vez ya en el lugar sólo se podía respirar la buena onda, la autenticidad de la isla, comida y tragos propios, la gente movilizándose en pequeños taxi boat, etc. Y si bien los hostales y hoteles quedaban bastante cerca del centro, la mía quedaba a unos 15 minutos caminando. Aunque me desanimó en un principio, todo se vio compensado cuando llegué a la Postada Oro Verde, donde descubrí una de las mayores sorpresas de este viaje.
Un día, tomando desayuno, el dueño nos dice que llegaron unos "amigos" a comer con nosotros. Al segundo que me doy vuelta, me encuentro para mi sorpresa con una familia entera de monos mirándonos y estirando sus pequeñas manos para que les diéramos comida. Según me dijeron, llegaban todos los días a las 9 am puntuales para compartir con los turistas. Una experiencia inolvidable, que de seguro contaré a mis nietos.
Luego de ese primer encuentro con la naturaleza, sólo vinieron cosas buenas: Nadar con los peces, descubrir mariposas, grillos, raíces milenaria de árboles etc. Recorrimos varios lugares de la Isla y aunque el balneario más popular es Lopes Mendes, playa de arenas blancas que salió elegida por la revista Vogue como una de las más bellas del mundo, yo recomendaría ser más aventurero y arriesgarse por aquellas más desconocidas que reflejan la sencillez y el verdadero encanto de Isla Grande. Les aconsejaría tomar un tour que se llama "media isla" en el que te llevan todo un día a bordo de una lancha recorriendo playa tras playa. Un sueño.