Comunidad de Trapa Trapa, un día de abril. El olor a piñones salteados envolviendo el aire junto al merkén. La carne tierna de un chivito sacrificado, asándose entre columnas de humo. Las mujeres conversan en animado mapudungún en una improvisada cocina, que no tiene ni paredes ni techo, sólo la inmensidad de la pampa precordillerana. Salen los platos llenos de papas cocidas, de chancho en piedra y de catutos (mültrün), que las autoridades contemplan confundidas y hacen el empeño en hincarles el diente. Los hombres se ríen alrededor de la hoguera en que se asa el almuerzo conmemorativo y van vestidos con sus ponchos y botas largas, listos para llegar y subir al caballo cuando se necesite.
Se respira calma en el frío aire que baja desde una cordillera nevada y sorprendentemente cercana. Muchos niños jugando y cantando en círculos, con sus gorritos de lana de cordero y sus inmensos abrigos. Ahí no se avistan autos ni motos ni nada del desorden que se suele ver en las ciudades. Sólo el relinchar de los caballos “estacionados” uno al lado del otro, amarrados a sus trancas. Aquel primero de abril de 2013 no era cualquier día: las autoridades les iban a hacer la entrega oficial de las tierras que llevaban habitando durante siglos, pero que un entuerto interminable de papeles estuvo a punto de arrebatárselo. En medio de su felicidad, abrieron la comunidad a la visita de los “huincas” y nos recibieron con sus mejores galas. Así fue como conocí a aquella comunidad perdida entre las montañas, que a pesar de su cercanía a Concepción, nunca se me había ocurrido recorrer.
Trapa Trapa es uno de los doce poblados pehuenches que llenan de vida a la zona de Alto Bío Bio. Se encuentra a 4 horas de Los Ángeles, subiendo por empinados y sinuosos caminos de ripio, que ofrecen una vista panorámica increíble de los valles, ríos y montañas -si no se tiene vértigo de mirar-.La cercanía al volcán Copahue, la vegetación nativa y su riqueza cultural lo hacen un destino imperdible para los más aventureros.
El centro neurálgico de la zona se concentra en Ralco, comuna de Alto Bío Bío, donde se puede conocer el museo pehuenche y su plaza con diseño mapuche, que puede ser apreciada desde lo alto de una torre. Si se quiere consultar por actividades turísticas, es el lugar ideal para comenzar. Esta localidad cuenta con múltiples servicios, como hospedaje, zonas de camping, restaurantes, teléfonos públicos (allá no hay señal), supermercados y servicios de salud.
Para llegar hasta Alto Bío Bío desde Concepción, se accede por la Ruta de la Madera o la Ruta de Cabrero. En ambos casos se conduce durante 127 kilómetros, hasta llegar a Los Ángeles. Se sigue el camino por el suroeste por 40 kilómetros hasta Santa Bárbara y ahí se continúa en dirección hacia la cordillera. Termas naturales, avistamiento de flora y fauna nativa, lagunas precordilleranas, trekking en medio del bosque y sabores pehuenches son muchas de las actividades que se pueden realizar, sin grandes resorts de por medio y si necesitar una millonada en los bolsillos. Así que coja su mejor mochila de camping y anímese a alejarse de la civilización surcando río y montañas arriba, hasta llegar a las alturas del Bío Bío.