En Febrero de 2016 viajé a Arica y luego al Cuzco, Perú. Una vez que recorrí el centro, en lo que se conoce como barrio de San Blas o barrio de los artesanos, encontré la hostal Mama Simona, ubicada en calle Ceniza 364. Ahí pasé la noche antes de empezar el viaje a Macchu Picchu. Cuzco es una ciudad muy bella donde cada rincón y paredes están construidos con piedras muy grandes, muy al estilo de la antigua civilización Inca. Fácilmente te puedes perder y maravillar en sus largos y angostos pasajes.
Para viajar a la montaña donde está Macchu Picchu, primero fui hasta Oyantaytambo. Está es una antigua ciudad Inca, en la que pude apreciar las terrazas utilizadas para la agricultura y sus laberintos de piedra. En los meses de verano, el clima es algo frío por la noche. Así que es recomendable llevar un par de prendas para abrigarse. Me quise quedar una noche en este magnífico lugar y encontré una hostal bastante económica y confortable, llamada Sumac Chaska Hostal. Luego seguí mi camino hasta un lugar que se llama Hidroeléctrica, donde hay un río que recorres en contrasentido a la corriente de éste. Este camino lo recorrí en tren hasta Aguas Calientes. En este punto pude descansar y subir a Macchu Picchu al día siguiente.
Tomé un bus para subir a la montaña. Tardé aproximadamente 15 minutos. El lugar se divide en tres montañas importantes. Las más conocidas son Macchu Picchu y Huayna Picchu, ésta última si bien es más pequeña, también es más empinada y de difícil acceso. Demoré aproximadamente tres horas en subir Macchu Picchu, es un camino árduo y difícil, que puede ser agotador. la idea es subir temprano porque el parque cierra entre las 18:00 y las 18:30 hrs. Una vez arriba de la montaña me di cuenta de lo imponente del paisaje, la paz que se reinaba en el lugar, y lo importante que fue la civilización Inca. Macchu Picchu es un destino imperdible para todos los que somos latinoamericanos. Es una parte muy importante de nuestra historia como continente, que debemos conocer.