Una de las más grandes aventuras que se pueden vivir, y que todos cuando chicos hemos soñado, es internarse en la selva. Y qué mejor que partir esta aventura desde el nacimiento sur del pulmón más grande del mundo: el Amazonas desde Bolivia.
Para llegar, lo primero es arrendar un tour o paquete desde idealmente La Paz. Cerca del mercado de las brujas, hay muchas oficinas turísticas. Las mismas con las que puedes hacer el tour en bicicleta por la ruta de la muerte, Cholitas Wrestling, o Tiwanaku. Ahí encontrarás los precios más convenientes, y de alguna manera, mayor seguridad. Por un costo aproximado de 1.000 Bolivianos, el tour consiste en un viaje fantástico que incluye el traslado por la conocida ruta de la muerte, un día en Rurrenabaque, y luego el paseo en plena selva: 3 días durmiendo en cabañas en la mitad de las pampas de Yacuma, ya dentro del Amazonas.
La experiencia es espectacular. Ya el paso por la ruta de la muerte en bus es adrenalínico. Son 18 horas de viaje que unen La Paz a Rurrenabaque, pasando por la sierra boliviana, y la tropical Coroico, entre gigantes precipicios, vegetación imposible, y túneles angostos, en los que los autos deben bocinear antes de cruzar por curvas cerradas, ya que la visibilidad es escasísima, y la posibilidad de derrumbes es enorme. Las 18 horas son realistas si no ocurren desperfectos; a nosotros un derrumbe nos aumentó 4 a 5 horas más, sin poder hacer nada, ni siquiera con señal... sólo esperando a que las grúas ayuden a sacar el barro.
Luego, ya en Rurre, llegando en la mañana, inmediatamente te llevan a unas van, en donde luego de 2 horas, llegas a las Pampas. Te bajas de la van, y te llevan en una canoa con motor (una pequeña lancha) cruzando el río abajo por un paseo de safari espectacular: repleto de caimanes, monos arañas, monos pequeñísimos, monos grandes, delfines rosados, pájaros extraños, loros, tortugas, capibaras, y mucho más.
A mediodía, llegas a unas cabañas para dos personas, con camas envueltas en mallas protectoras,... sí, estamos en el paraíso de los mosquitos. Son cabañas bastante simplonas, de madera y que solo cuentan con las camas. El complejo hotelero cuenta con un par de hamacas con vistas al río, unos "baños" con una especie de ducha fría y agua sucia, y un comedor techado con cocinería.
Pero para mi mayor sorpresa, en el momento en que abro la puerta de la cabaña, me encuentro con una araña gigantesca en la misma puerta!!! Ese día, vuelves a andar en el bote durante la tarde, y te llevan a un pub en plena rivera a ver la puesta de sol envuelto en hamacas. El valor de los tragos no responde a los precios de Bolivia, es carísimo.
En la noche, la comida es muy rica como en la mayoría de los tour y de todos los almuerzos, es una especie de buffet con arroz, papas, algo de carne, y ensaladas con fruta. Es bastante nutritivo y una de las mejores alegrías.
Al otro día, me despiertan unas piñas que caen al techo, pensando inocentemente en que había viento, salgo de la cabaña y veo un mono gigante tirando avellanas al techo!!! Para no creer!!! Y ese día, está lleno de aventuras: vas a buscar en pleno pantano una serpiente cascabel... y te encuentras con aguas confinadas que te llegan hasta el cuello y debes cruzar para seguir caminando, crías de caimanes y cocodrilos, arañas, insectos y flora nunca antes vista. Y de repente ves serpientes y vas a cazar las cascabel, aún cuando no las encuentres la aventura ya está pagada. Esa noche, el paseo también es nocturno, y vas en la canoa buscando caimanes que con sus ojos rojos iluminan toda la noche.
Al siguiente día, y luego de ya ser amigos de todos los turistas que también están en el tour, te llevan a ver los delfines rosas (que yo no pude ver) y a cazar pirañas (que solo pesqué truchas). Luego del almuerzo, vuelves a Rurrenabaque (después de un par de paradas en pana) y al siguiente día partes de vuelta a La Paz. Sin duda, una aventura de proporciones!