Quizás gracias a este viaje me convertí en una turista que busca probar la comida de los diferentes destinos que visita, y llegue a ser una FoodyGirl y amante de la gastronomía y repostería, pero vamos a lo que les interesa: Mi viaje por Puerto Montt y Puerto Varas en la ruta del Pie de Limón y Leche con Plátano perfecto.
Hace algún tiempo y motivada por mis ganas de viajar tomé un bus y partí rumbo al sur de Chile, antes de llegar a lo que se supone sería mi destino final, pasé por varias ciudades visitando a mis familiares: Chillán, Temuco, Valdivia, por mencionar algunos; hasta llegar finalmente a Puerto Montt a casa primero de una tía y luego de una prima quien estaba siendo visitada por su hermana chica, pues bien ésta última había egresado de cuarto medio en diciembre y disfrutaba de sus últimas vacaciones sin grandes responsabilidades, por lo que ambas decidimos salir a recorrer juntas la ciudad.
En Puerto Montt hay varias cosas que pueden realizar y muchas de las cuales ya deben conocer por anteriores post, en nuestro caso el primer día de los cinco que tenía para estar en esta ciudad nos dedicamos a visitar los centros comerciales, ir al cine y comer comida chatarra; el segundo día sólo salimos por la mañana, fuimos al mercado a comprar algo de mariscos para hacer una especie de paila marina por la tarde y para no perder el tiempo nos pasamos a fotografiarnos con el me de fondo y aquella pareja que esta sentada frente él...una típica postal de la zona.
Pues bien, al tercer día nos levantamos al alba y partimos al terminal de buses interurbanos y tomamos uno en dirección a Puerto Varas, donde nos habían comentado que vendían el mejor Pie de Limón y Leche con Plátano de las ciudades cercanas, porque los mejores kuchenes pertenecen a Frutillar. Nos demoramos un poco más de media hora, mas que por la distancia por todas las paradas que hace el bus durante su camino.
Una vez ahí, el bus nos dejó a pocos pasos de lo que sería nuestro destino final, pero antes de deleitar nuestro paladar fuimos en búsqueda de paisajes para fotografiarnos en ellos y inmortalizar esta travesía del Pie de Limón para las futuras generaciones; fue así como con cámara en mano nos acercamos a un muelle en el lago Llanquihue desde donde se divisa el volcán Osorno, para luego percatarnos que en esos instantes estaba funcionando un feria costumbrista, la que obviamente visitamos.
Las horas se nos pasaron volando y no nos dimos cuenta como entre recorrer la feria y las calles de la ciudad nos dieron pasadas las seis de la tarde; por lo que rápidamente nos fuimos a buscar la razón por la que llegamos a Puerto Varas.
Nos dirigimos a paso velocidad del rayo hasta el local Café Danes, ubicado en calle Del Salvador 441Del Salvador 441, y para nuestra sorpresa mucha gente esperando tomar el té en el lugar, familias completas que esperaban su mesa, y ninguna se desocupaba; para nuestra suerte, se desocupo una para dos y las únicas que andábamos así eramos nosotras. Ya en la mesa ambas pedimos pie de limón, mi prima con leche con plátano y yo con un chocolate , si bien era verano ya hacía un tanto de frío.
Con el corazón contento, por tanto dulce corriendo por sus venas, nos fuimos a la parada del bus, pero venía lleno y tuvimos que esperar el siguiente, el cuál para nuestra desgracia venía igual, por lo que había que tomar una decisión o quedarnos o pedir que nos vinieran a buscar y decidimos quedarnos y aprovechar de probar suerte en las máquinas del casino, si ganamos o no ganamos es otra historia.
Nos alojamos en un hospedaje llamado Estancia 440, un Bead and Breakfast, que si bien hay que reservar previamente la estadía, tuvimos un poco de suerte y quedaba una habitación disponible individual, pero que como buenas primas compartimos, y que para nuestra sorpresa al desayuno nos tenían ricos pasteles del Café Danes, fue una gran experiencia, impensada al momento de salir de Puerto Montt, pero que nos permitió conocer más a fondo Puerto Varas. Este lugar se encuentra a cuatro cuadras del centro de la ciudad, en calle Decher 440, es una hermosa casona que combina las tradiciones magallánicas con las construcciones alemanas.
Ya a eso del mediodía retornamos a Puerto Montt a disfrutar de la familia el resto de horas que me quedaban antes de volver a casa, y dejar la ciudad donde los enamorados se dan mil besos frente al mar.