Es sin duda uno de los países de Sudamérica que más pueden sorprender al viajero. Sea por las expectativas, por las clásicas fotografías que muestran, o porque simplemente cuando queremos viajar a veces pensamos más allá del mar. Bolivia es uno de los países con más encanto y naturaleza de Sudamérica, un país que tiene desde el desierto de sal más grande del mundo hasta una selva espesa que es parte del Amazonas. Además de ser bastante barato, es fácil de recorrer. Eso sí, los horarios no son confiables y si el trayecto dura dos horas, calculen aprox. el doble (existe una gran necesidad de parar el bus cada cierto tiempo andando... lo que desespera... un poco).
A Bolivia lo normal es llegar por aire a La Paz, pero también se puede hacer desde Chile aterrizando en Calama y luego pasar por el maravilloso pueblo de San Pedro para cruzar por Ollagüe. Este circuito es mochilero por excelencia.
¿Qué ciudades son imperdibles y qué hacer en ellas?
Tomando un bus desde Calama a Uyuni son aprox. $10.000 y dura casi 12 horas. En Ollagüe está la aduana y puede haber una fila de horas esperando en la mitad, literalmente, del desierto. Cruzas el pueblo de San Cristóbal y llegas a Uyuni, un pueblo bastante chico y descolorido, con un par de agencias y una feria gigante que vende los trayectos al Salar. Puede ser versión clásica (1 día) o versión extendida (3 días por el desierto de sal). El tour clásico dura todo un día y el valor es de $130 Bolivianos aprox. Te llevan en unos jeep bien onderos, pasas por el cementerio de trenes y luego cruzando el desierto de sal más grande del mundo, pasando por el museo y el hotel de sal, y a la Isla del Pescado. Es realmente alucinante, sobre todo si se muestra como espejo.
Potosí
Por cerca de $40 Bolivianos te vas en un bus que demora horas y horas en llegar (tanto que paramos a mitad de camino para esperar a unos pasajeros que se habían quedado dormidos). La aventura es intensa y más cuando llegas a las 2 de la madrugada a Potosí, donde la altura se siente de manera tremenda en la ciudad más alta del mundo. La ciudad es bien pintoresca, hay una gran plaza con mercados, pubs para salir de noche, y por supuesto, el tour a la histórica Mina de Potosí (https://es.wikipedia.org/wiki/Minas_de_Potosí), donde después de un paseo donde convives con la adicción de la mina, la pobreza, el trabajo infantil y las complejas esperanzas de vida (donde más de una vibra y sentimiento de conflictos te van a tocar), te obligan a tomar con El Tío un alcohol de 98 grados, prácticamente alcohol de farmacia. El tour vale un poco más de $50 Bolivianos.
La Paz
En la capital de Bolivia los colores altiplánicos que pintan los techos de las construcciones, la olla a presión en la que se encuentra La Paz, alucina a primera vista. Es una ciudad odiable o entrañable, donde el pollo broaster y las salchipapas son la comida del día. Imperdible el Mercado de las Brujas y sus fetos de llama, las visitas a la Plaza de Armas, los museos, los colores de los barrios céntricos (los colores tienen un muy poco parecido a Valparaíso), el tour al pueblo antiguo de Tiwanaku por $80 Bolivianos (espectacular!). También, es un clásico ir a las Cholitas Wrestling ($70 Bolivianos), una lucha de cholas a lo Celebrity Deathmatch que raya entre lo real y el show. Es impresionante. De aquí puedes tomar otros tour como a Rurrenabaque o a Coroico. Yo me quedé a alojar en El Viajero, un muy buen hostal por $25 Bolivianos la noche.
Coroico
En Coroico está el comienzo de la selva, y el inicio de la conocida, fatal y adictiva Ruta de la Muerte. En bus es un suplicio, basta con ver videos una vez al mes de un bus que se cae; pero también se puede hacer el camino antiguo de la Ruta de la Muerte en bicicleta, que es un poco más seguro que hacerla en bus, creo. Por $280 Bolivianos te prestan una bicicleta y comienzas a bajar por el camino. Ves los acantilados, y las nubes desde arriba mirando por el precipicio. Es realmente alucinante. Si uno va lento, es relativamente seguro pero no es el momento de bromear.
Copacabana
En Copacabana está la Isla del Sol, la Isla de la Luna y el mismo pueblo, prácticamente en la frontera con Perú y bordeando el Titicaca como horizonte eterno. El pueblo en sí no tiene mucho que ofrecer, pero la Isla del Sol es espectacular, se puede viajar en el tiempo a los antiguos habitantes de la isla y sus ceremonias y ritos. Las vistas son mágicas y las terrazas verdes combinan de manera alucinante con el agua azul.
Finalmente llegamos a la selva boliviana, una vertiente del Amazonas que debiese ser uno de los íconos bolivianos, y por alguna razón, turísticamente no es tan reconocido. El tour contratado es de $800 Bolivianos, e incluye el bus de ida y vuelta por la Ruta de la Muerte completa por más de 15 horas y con posibilidades de derrumbe incluido, una noche en Rurrenabaque y tres noches en la selva en unas cabañas donde saltan los monos arriba de tu techo y hay tarántulas en las puertas (es selva selva!). El tour a las Pampas es lo mejor, un día toca pescar pirañas, al otro un safari en canoa por los ríos de Santa Rosa, y una caminata para encontrar serpientes cascabel, caimanes y delfines rosados, junto a un sunset espectacular en la mitad de la selva. Hay excursiones para ver bichos y plantas también. Está incluido todas las comidas (y son bien buenas, la mayoría menú abierto con papas, arroz y papas fritas y mucho mucho pollo).
Bolivia siento que está infravalorado como destino turístico, anímate a descubrirlo y te sorprenderás enormemente!