Antes de conocer Berlín no sabía qué pensar de esta ciudad, con qué me iba a encontrar. Todo el tema de las guerras en las que se ha envuelto ese país hace que sea un lugar lleno de historia y eso se siente apenas uno pisa ese territorio.
Lo primero que me llamó la atención de esta ciudad fue la amabilidad de la gente. Había conocido algunos alemanes y escuchado muchos comentarios de que eran personas pesadas y serias, pero nada de eso. Siempre se vieron muy dispuestos a ayudar y a prestar atención a lo que uno les preguntaba. Con el idioma no tuve problemas tampoco, porque todos hablan inglés.
Cosas por hacer hay montones, entre esas:
- Puerta de Brandenburgo
Hay que ir a la Puerta de Brandenburgo, a los distintos sectores que aún quedan del Muro de Berlín, a la plaza (Alexanderplatz) y al memorial del Holocausto, entre muchos otros lugares. También encontrarán muchos museos con historias de las guerras.
- Sachsenhauser
Por otro lado, lo que no es tan turístico pero sí histórico e importante es ir al campo de concentración Sachsenhauser. Es un ligar cargado de historia que desde que uno entra te provoca una sensación extraña en el cuerpo. Es muy fuerte pero también me parece que es algo que merece la pena ser visitado, para conocer aún más de historia.
- El Muro de Berlin
Los fragmentos del muro también provocan diversas sensaciones en uno. Hay algunos segmentos que están convertidos en murales que abogan por la paz y hay otros que están tal cual quedaron, sin restaurar y donde se ve el concreto puro.
A pesar de toda la carga histórica negativa que tiene esta capital europea su belleza es enorme y han sabido dejar atrás ese oscuro pasado. Si quieren conocer un lugar con historia, deben ir a Berlín.