Un sábado en la mañana una procesión parece salir de la estación de trenes, todos siguiendo una gran muralla que le otorga su personalidad medieval a York, al norte de Inglaterra.
La muralla fue levantada por los romanos para defender la ciudad, se cree que en el año 71 DC, y posteriormente reconstruida por los daneses al invadir York, pero tal como las vemos hoy en día es el resultado de restauraciones realizadas entre el siglo XII, XIV y más adelante, en el XX.
En algunos sectores es posible caminar sobre ella, lo que permite tener una hermosa vista de la ciudad, y así disfrutar de sus jardines y demás edificaciones medievales y georgianas. La subida o descenso se puede hacer a través de las puertas de entrada a la ciudad llamadas “bar”, palabra que hace referencia a las barras que impedían el acceso.
El Condado de Yorkshire sufrió un sinfín de invasiones, una de estas fue la de los vikingos, quienes bautizaron la región como el Reino Vikingo de Jórvík, su capital era el actual York. Para recordar esta época se creó el Jorvik Viking Centre, el cual cuenta con un pequeño museo donde se pueden observar los descubrimientos realizados hacia finales de los 70 gracias a las múltiples excavaciones. Parte de la atracción es montarse en un carrito – y en una especie de paseo a lo Disney World – vas atravesando una recreación de lo que se supone eran las aldeas de la época, aunque no se puede tocar nada podrás sentir olores, algunos provenientes de la exhibición, y otros que te hacen recordar que estás bajo tierra, en el mismo lugar que habitaron los vikingos hace miles de años.
Después de caminar por murallas, y conocer la historia de la ciudad, el mejor contacto con el presente es pasar por Bettys Café Tea Room. Seguramente encontrarás fila, pero créeme que vale la pena. En York tienen dos ubicaciones, la que visité fue la de Stonegate (Una de las calles más lindas y con más tiendas de la ciudad). Podrás disfrutar el afternoon tea en una hermosa casa de madera, muy inglesa, con varios salones; la atención es muy grata y la comida es deliciosa. No es un lugar económico, pero todos los scones, dulces y pequeños sándwiches que acompañan el té valen por una comida completa.
Si estás en el norte de Inglaterra o quieres conocer algo más que Londres, definitivamente York es una buena opción, la he visitado un par de veces, pero recomendaría – en lo posible – pasar al menos una noche, y así poder recorrer con paciencia cada rincón de esta hermosa e histórica ciudad.