Si eres fanático de los Beatles, y tienes la oportunidad de viajar a Inglaterra, es tarea obligatoria visitar Liverpool.
Desde Londres viajé en tren a Nottingham para visitar a unos amigos durante unos días, y ya estando más hacia el norte del país tomé otro tren a Liverpool, y en 3 horas estaba en la ciudad que vio nacer a los Fab Four (Y sí, no se equivocan, me encanta viajar en tren).
Un sábado lluvioso, ninguna novedad en Inglaterra, llegué a la estación Lime Street, desde donde caminé hacia el Albert Dock, parte del antiguo puerto de la ciudad (El sistema de muelles y puertos de Liverpool fue declarado en el 2004 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO); hoy ese sector se encuentra repleto de tiendas, bares, restaurantes y además está The Beatles Story, un museo que – como su nombre lo indica – cuenta la historia de la banda. También hay una tienda súper completa: discos, ropa, utensilios para el hogar, lo que quieras; y en el sótano está un Starbucks en el que las típicas fotos de café fueron sustituidas por imágenes de John, Paul, George y Ringo.
Al nivel de la calle, en Anchor Courtyard, está la oficina del Magical Mystery Tour donde compré mi ticket para el tour que me llevaría en un autobús, igual al de la película homónima, por todos los lugares de Liverpool que fueron de alguna manera significativos en la vida de cada uno de los Beatles. Durante todo el viaje – que dura 2 horas – escuchamos temas del grupo, los cuales eran acompañados por las anécdotas contadas por nuestro guía, quien - además de ser muy gracioso – seguramente sería el líder absoluto en cualquier concurso de trivias sobre la banda.
Pasamos frente a lo que fueron las casas de Ringo Starr y John Lennon, la de este último – igual que la de Paul McCartney – pueden ser visitadas hoy en día, pues son manejadas por el National Trust del Reino Unido, y funcionan casi como museos. La casa de George está habitada actualmente por un ancianita a quien no le molesta que la gente se pare frente a la fachada y se tome algunas fotos, aunque siempre se agradece el respeto a la privacidad.
Dos de los momentos más esperados son: el paseo por Penny Lane, donde todos bajamos para tomarnos nuestra foto al lado de la señal que indica el nombre de la calle; algunos de los comercios que se encuentran allí son Penny Lane Cakes, Penny Lane Fish & Chips y el Penny Lane Coffee Shop. El siguiente momento de clímax del tour fue la parada en Strawberry Field, nos detuvimos al lado de la reja roja que impide el paso a la propiedad, pero las paredes externas están llenas de firmas y mensajes de parte de los fans.
Luego, volviendo al centro de la ciudad, pasamos frente al LIPA (The Liverpool Institute of Performing Arts), del que Paul McCartney fue uno de los fundadores, razón por la cual él trata de asistir a todas las graduaciones.
El viaje culminó en The Cavern Club, donde hay decenas de oportunidades para una buena foto, además – si tienen la misma suerte que yo – podrán escuchar a un par de bandas tocar sus versiones de los temas más conocidos de los Beatles, y si te acercas a la barra con tu ticket del tour te regalan una postal.
Afuera la lluvia continuaba, y ya era hora de tomar mi camino de vuelta a la estación de tren mientras escuchaba I am the Walrus: “… If the sun don't come, you get a tan from standing in the English rain…”