San Pedro es sin duda uno de los destinos de Chile que uno tiene que visitar. Tiene muchas zonas que son atractivas turísticamente, lo que te mantiene activo durante varios días estando en el pueblo.
Uno de los infaltables si uno va a San Pedro es el Valle de la Luna. Con la amiga que fui y un español que conocimos allá fuimos el primer día a averiguar por los tour a las distintas agencias que hay. La que más nos gustó nos ofreció diversos paseos y la opción de ir al Valle de la Luna en bicicleta, lo que nos salía más barato que arrendar un auto con ellos, así que como son muchos los tour a contratar, aceptamos.
La distancia que hay del pueblo al Valle de la Luna es de aproximadamente 16 kilómetros, en donde pasas primero por la carretera y luego a un camino de tierra llamado carretera de sal.
Antes de contarles de lleno mi experiencia, quiero especificar algunas cosas. Cuando fui, en noviembre de 2012, tenía 23 años. No soy una persona ultra deportista, pero en el colegio sí era muy activa, por lo que se pueden hacer la idea que tengo una resistencia promedio.
El camino en un principio es súper plano y como uno va por la carretera no hay mayor problema. Los autos pasan de vez en cuando pero siempre tienen cuidado con los que optan por ir en bicicleta (que no son pocos). A mí, que no soy súper deportista se me hizo difícil el asunto. Hay que considerar que San Pedro está en el desierto, y en noviembre hacía mucho calor, lo cual no facilitó nuestra travesía.
Nuestro nuevo amigo español la llevaba, andaba súper rápido y no tuvo problemas. Mi amiga y yo anduvimos peleando más con la bicicleta, pero debo reconocer que yo era la más afectada. Es que en este trayecto hay que tener en claro que la carretera se acaba y que después viene un camino de tierra y piedras, que hacen que vayas dando bote, era como un tiritón de trasero constante en un momento. Nada agradable.
A las piedras en el camino hay que sumarle que tiene algunas subidas y bajadas, algunas más pronunciadas que otras. Yo optaba por lo sano y en las que eran muy pronunciadas me bajaba de la bicicleta y listo. Es que después de estar como 2 horas andando en bicicleta no me podía las piernas en las subidas.
Ahora bien, lo positivo es que uno va teniendo algunas paradas en el camino, así que no es que de una uno haga los 16 kilómetros. Primero está la entrada, las cavernas de sal, el anfiteatro y las Tres Marías. Así que eso ayudaba a terminar el recorrido, ya que uno iba tomando descansos.
Cuando pensaba que iba a morir andando en bicicleta miraba el paisaje y con eso me daba más ánimo y energía para seguir. La verdad es que es hermoso y vale la pena el esfuerzo. Ahora, no se olviden que después de disfrutar el hermoso Valle de la Luna tocaba devolverse al pueblo. Es decir, andar 17 kilómetros más. No sé por qué será pero la vuelta siempre se hace más corta y no sufrí tanto como en la ida.
Si yo sobreviví, creo que la gran mayoría puede hacerlo. Es un esfuerzo que vale la pena totalmente. De repente pasaban los autos y los odiaba profundamente, pero en realidad es una experiencia que al final te deja súper conforme. Para quienes quieran aventurarse en esta travesía en bicicleta, les recomiendo lo siguiente:
-Partan temprano para no tener el sol pegando tan fuerte
- Lleven bloqueador solar y échense constantemente
- Al menos lleven 2 botellas con agua
- Usen un gorro o sombrero para taparse del sol y lentes
- Vayan con poco peso