Ubicado a medio camino de la Casa Rosada y el Congreso argentino, el Palacio Barolo pasa inadvertido para el turista que no levanta la cabeza para asombrarse con sus 100 metros de altura y su arquitectura que destaca por sobre las edificaciones vecinas.
Construido en un tiempo récord de 4 años e inaugurado en 1923, fue concebido por Luigi Barolo y el arquitecto Mario Palanti, quienes no pararon hasta terminar la visión que tuvieron de representar arquitectónicamente la obra la Divina Comedia de Dante Alighieri, escrita en el siglo XIV.
Actualmente a este singular edificio (que durante muchos años fue el más alto de Latinoamérica) se puede acceder libremente a su hall de entrada y mirar desde ahí la majestuosidad casi de catedral que tiene. Basta con observar con detención un breve instante para notar los cientos de detalles que ofrece esta.parte del edificio.
Por sus características arquitectónicas, cuesta imaginar que es un edificio de oficinas comerciales. Sus ascensores, balcones, escaleras serpenteantes y cientos de detalles muchos de ellos relacionados con la logia masónica, lo hacen tener un aire más de museo o de una gran galería de arte.
Para tener una dimensión de la altura, se puede caminar hasta la Plaza del Congreso y mirar como sobresale la cúpula del palacio, que es coronada con un faro, que si se desea conocer, se puede hacer a través de un servicio de tour que funciona de lunes a sábado, entre las 16:00 y las 20:30, por un valor que puede llegar a unos 12 mil pesos chilenos.